Colombia solicitó su ingreso al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por sus siglas en inglés) de los BRICS, una decisión que generó reacciones inmediatas desde distintos sectores.
El presidente Gustavo Petro, quien firmó la carta de intención, destacó la importancia de diversificar los aliados comerciales y financieros. En un trino, señaló que el proyecto que más interés generó en el New Development Bank fue la posible conexión férrea o por canal de 120 kilómetros entre el océano Pacífico y el Atlántico, uniendo el Golfo de Urabá con Cupica, en el Chocó.
“Podría conectar toda Suramérica atlántica con Asia, mejorando sus costos de transporte. Es un proyecto global que haría aún más a Colombia el corazón del mundo. Un proyecto que debería ser grancolombiano y suramericano”, escribió el mandatario.
Sin embargo, para algunos sectores, esta movida representa una salida en falso que podría agudizar las tensiones con Estados Unidos —ya de por sí delicadas— y ubicar al país en una posición vulnerable ante posibles represalias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La posición de Petro
“El papel de paria y de segundón detrás de Estados Unidos creo que queda en el pasado”, aseguró Petro en una entrevista con la Televisión Central de China (CCTV).
Subrayó que Colombia debe mirar en todas las direcciones en su política de relacionamiento internacional. “La transformación de Colombia está abierta al mundo”, concluyó.
Cabe mencionar que la otra movida de Petro fue firmar el memorando de entendimiento para que Colombia se adhiera a la iniciativa de la nueva Ruta de la Seda creada por China.
¿Qué dicen los expertos del acercamiento de Petro con los BRICS?
Para Andrés Giraldo, profesor asociado al departamento de Economía de la Universidad Javeriana, contar con una oferta variada de instrumentos multilaterales para financiar infraestructura y proyectos de desarrollo es fundamental.
“En ese sentido, la existencia del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) es positiva. Sin embargo, el punto clave es el momento en el que Colombia solicita su ingreso”, indica.
El experto dice que preocupa que dos de los principales miembros del NDB —Rusia y China— enfrentan tensiones internacionales.
“Rusia, por ejemplo, está bajo sanciones de Estados Unidos y Europa, las cuales pueden extenderse a sus socios o a quienes mantengan relaciones con sus instituciones. China, por su parte, mantiene una larga guerra comercial con Estados Unidos, que comenzó con Trump y continuó bajo Biden”, señaló Giraldo.
Y agregó: “Asociarse con un banco donde hay miembros sancionados puede ser problemático, sobre todo cuando Colombia también está en el radar de EE. UU. por temas arancelarios. En este contexto, conviene preguntarse con quién nos estamos aliando”.
Desde el punto de vista técnico, se ha planteado que el NDB permitiría acceder a créditos con tasas más bajas. No obstante, el analista apunta que el banco tiene pocos socios y su capital es limitado, “lo que podría dificultar ese acceso, especialmente en comparación con organismos como el BID, la CAF o el Banco Mundial, donde participan muchos más países y hay mayor disponibilidad de recursos”.
“Las relaciones comerciales no se construyen de la noche a la mañana, y tensar la relación con Estados Unidos podría no ser lo más conveniente. Además, la falta de información clara sobre los beneficios y riesgos de esta decisión deja a la opinión pública en la oscuridad, lo cual va en contravía de una democracia informada”, concluyó.
En la misma línea, Jorge Tovar, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, advierte que el principal problema de esta alianza es el momento en que se plantea.
“En un escenario global más estable —sin un gobierno estadounidense centrado en sí mismo, ni un gobierno colombiano con la misma lógica— el ingreso de Colombia al grupo de los BRICS sería una alternativa de financiación interesante. Aunque no sustituye a las fuentes tradicionales”, señala Tovar.
Sin embargo, Tovar considera que es poco probable que esas reacciones de Estados Unidos vayan más allá de las medidas ya conocidas, como la decisión de Washington de no respaldar proyectos liderados por empresas chinas a través del BID u otros organismos multilaterales.
“En definitiva, en un entorno internacional menos polarizado, la entrada de Colombia al NDB sería vista como un paso natural en la diversificación de fuentes de financiamiento. Hoy, en cambio, despierta inquietudes en ciertos sectores, aunque no necesariamente implica consecuencias mayores a las ya existentes”, añade Tovar.