El ministro de Hacienda de Colombia, Germán Ávila, aseguró este miércoles en el Congreso de la República que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), que presentarán el viernes 13 de junio, se harán ajustes a las proyecciones de ingresos y gastos del Gobierno.
“Algunas estimaciones fueron superiores, eso es cierto, y nos toca ajustarlas, nos toca hacer algunas correcciones y van a ser establecidas en el MFMP”, dijo en su intervención en la Comisión Tercera del Senado, a donde fue citado para un debate de control político.
Ávila se sostuvo en que los ingresos tributarios podrían superar este año el recaudo de $267,2 billones de 2024 en un 14 %, lo que significaría que superarían los $300 billones, tal como se consignó en la actualización del Plan Financiero de este año.
Luego desmintió que haya una caída estrepitosa en este rubro, como señalaron los senadores Miguel Uribe y Juan Pablo Gallo y han advertido los analistas al comparar la dinámica de los años anteriores.
Donde sí habría complejidades en ingresos, de acuerdo con su intervención, sería en los recursos de capital, principalmente por la contracción en los resultados de Ecopetrol, debido al menor precio del petróleo. “Será parte del ajuste que tenemos que estructurar”, dijo.
Por otro lado, el funcionario destacó que el crecimiento del gasto primario sería del 9 %, inferior al ingreso tributario, “que no es desbordado ni exagerado, es relativamente normal y razonable”, indicó.
Vale la pena recordar que en 2024 esta cifra llegó a $320,3 billones y en el Plan Financiero de 2025 se consignó que para este año se ubicaría en $332,3 billones, tras el ajuste de $12 billones menos por la caída de la ley de financiamiento.
Sin embargo, sí habría un crecimiento importante en gasto de intereses de la deuda, de cerca del 14 %, según el titular de la cartera. “Esto es parte del esfuerzo fiscal que hay que hacer”, dijo.
Ávila recordó que alrededor del 90 % del gasto público es inflexible, por lo que no se puede modificar. “Hay cosas que no se pueden tocar, como la nómina de las fuerzas armadas o los maestros o las transferencias del Sistema General de Participaciones que son obligatorios y recurrentes”.
Por eso invitó al Congreso, el Gobierno y los sectores económicos (empresariales, sindicales, sociales) a hacer un pacto fiscal nacional, “un gran acuerdo nacional con la idea de que superemos esta coyuntura con una adecuada administración del gasto público”.
El ministro no entregó mayor detalle de los ajustes que se harán a la estructura de ingresos y gastos públicos en el MFMP, a pesar de la insistencia de los congresistas. De hecho, señaló que el análisis se está terminando y que en los próximos días se presentará al Consejo Superior de Política Fiscal (Confis) antes de su divulgación general.
Riesgo de quiebra y responsabilidades
Los senadores citantes al debate de control político, Miguel Uribe y Juan Pablo Gallo, advirtieron que el mal manejo fiscal de este Gobierno tiene al país en riesgo de quiebra. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, argumentó que están pagando una serie de deudas hereradas.
En primer lugar, dijo que, dado que el Gobierno anterior no produjo incrementos en el valor de la gasolina después de la pandemia, eso se acumuló en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), que en tres años llegó a $73,1 billones.
A esto se sumó la Línea de Crédito Flexible por US$5.600 millones que tomó Colombia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con un plazo a 5 años con 3 de gracia. Eso implicó pagar $11 billones en 2024 y acumular una deuda de $11,5 billones para 2025. “Todo el gasto de la pandemia fue financiado a través de esa línea y cargado al actual Gobierno”, según el vocero.
“Estamos hablando de casi $100 billones que han tenido que ser atendidos tanto en los ejercicios de caja como en el balance fiscal del Gobierno, que explican de manera importante la situación en la cual nos encontramos”, aseguró el funcionario.
A esto, de acuerdo con Ávila, se suma también el subsidio a las tarifas de energía para los estratos 1 y 2, un gasto permanente, recurrente y significativo de cerca de $6 billones anuales.
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