El exministro de Hacienda de Colombia, Juan Carlos Echeverry, aseguró que el próximo Gobierno tendrá un gran desafío pues le tomarán los cuatro años de su administración alcanzar un ajuste fiscal, partiendo del desbalance actual que es de cuatro puntos del Producto Interno Bruto (PIB).
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En un espacio con BTG Pactual, el economista fue enfático en que se trata de un problema que sobrepasa a cualquier ministro de Hacienda, por lo que el Gobierno necesitará hacer uso de reformas, buscar apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) e incluso ampararse en la Constitución.
La mejor fórmula, según su análisis, es reducir el déficit fiscal en al menos un punto del PIB en un plazo de seis meses para que al final del periodo pueda estar en el 4 %, congelar todo el gasto de manera que el delta del ingreso se ahorre y diseñar una estrategia de crecimiento económico.
“Si el Gobierno muestra un paquete creíble desde el 7 de agosto del próximo año o antes y los mercados y la gente se cree la estrategia económica, fiscal y monetaria, yo creo que Colombia estaría en una en una fase de arreglo de la economía muy interesante», contó.
El desafío, según Echeverry, es que, en la actualidad, el crecimiento tendencial es más bajo que en el pasado, no solo en Colombia, sino en Latinoamérica y el mundo, por lo que será difícil volver a ver en el país cifras alrededor del 4 %. “Es la época de las expectativas reducidas, como el libro de Krugman”, dijo.
A esto se suma el hecho de que en Colombia hay menos ahorro e inversión que en otras economías, tanto por parte de las familias, como de las empresas e incluso del Estado, “en particular en este Gobierno, que desplaza la inversión privada con una tasa de interés muy alta”, según el economista.
Para el exministro, Colombia tiene una perspectiva prometedora en los próximos 10 o 20 años, sin embargo, ese camino debe empezar a construirse desde 2026, aún en medio de un contexto desafiante.
Además, cuestionó que el país no tiene una estrategia de largo plazo específica para venderse al mundo de forma atractiva, especialmente en el Gobierno actual. “En minería, en petróleo y gas, en el sector servicios, en agro, en estrategias regionales, nosotros hemos necesitamos mucha más claridad de qué queremos y somos sujeto de la trampa de ingreso medio, nos está costando mucho trabajo salir de ahí”, señaló.
Con ancla monetaria, pero sin ancla fiscal
El exministro aseguró que en los últimos dos años el Banco de la República ha sido ancla monetaria, pero el gobierno no ha sido ancla fiscal. De hecho, se refirió al manejo de las cuentas públicas de los últimos ministros y lamentó que se abandonara el esquema de la Regla Fiscal.
Su estimación es que este año el déficit fiscal, entendido como la diferencia entre los ingresos y los gastos del Gobierno sea equivalente al 7,5 % del PIB o incluso el 8 %. Pero a las necesidades de caja actuales se sumarían unas nuevas por el hecho de comenzar el periodo electoral.
“Es una situación fiscal tremendamente compleja sin ancla, sin números creíbles, en medio de un Gobierno que no tiene un poder ni una gobernabilidad, al que todo le está saliendo caro, que tiene que entregar plata para gobernar masivamente”, indicó.
Una de las consecuencias de este panorama, de acuerdo con Echeverry, es que a Colombia le cuesta más acceder a financiamiento por el nivel de riesgo, especialmente ahora que solo una calificadora, de las tres principales, mantiene al país en grado de inversión.
“Una economía vive de las cuentas bien hechas. Petro y sus equipos se han se han especializado en hacer malas cuentas todos los años y venderlas como si fueran buenas, que es terrible. Pero, peor aún, han tomado decisiones sobre cuentas mal hechas. Eso no puede ser. Esa falta de seriedad en lo profundo de socavar y pervertir la contabilidad y de tomar decisiones a sabiendas de que es mala información, es la herencia más nociva de este Gobierno”, sentenció.
Críticas a la estrategia de endeudamiento
Echeverry se refirió también a la estrategia de endeudamiento que presentó el Gobierno al mercado, según la cual se priorizará poner deuda a muy corto plazo y comprar deuda de largo plazo para reducir la tasa de interés.
“A mí esas operaciones no me gustan, se me hace como tipo Argentina. Donde haya cualquier estornudo, cualquier cosa, hacerle roll over a esos créditos se vuelve muy difícil. Mete al país en un riesgo muy grande, en una suma muy grande”, dijo.
Incluso habló de la decisión del director de Crédito Público de considerar una emisión de deuda externa por hasta US$10.000 millones en francos suizos, dinero que ingresaría el país en los próximos seis meses. Aseguró que tomar esta opción contribuiría a devaluar el peso colombiano, con lo que la tasa de cambio se ubicaría entre $3.700 y $3.800.
“Yo diría que no nos pongamos tan creativos, hagamos cosas que entendamos, ortodoxas, serias, que todo el mundo vea bien, pero esa deuda está apreciando mucho el tipo de cambio de corto plazo”, concluyó.
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