Los flujos de cartera hacia los mercados emergentes alcanzaron los US$42.800 millones en junio de 2025, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que destacó que estos activos mantienen un sólido impulso y viven un «momento de Ricitos de oro», es decir una situación ideal.
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“Esto refleja la rara combinación de tasas globales más suaves, un dólar más débil y fundamentos macroeconómicos de mercados emergentes relativamente resilientes, creando un entorno que se ve ni demasiado caliente ni demasiado frío para los flujos de capital”, señaló el instituto.
Sin embargo, los precedentes históricos podrían dar cuenta de que se trata de un momento coyuntural debido a condiciones globales favorables, según el reporte de flujos de capital de la asociación mundial de empresas financieras, mientras los riesgos siguen subestimados.
Al igual que en el informe del mes pasado, “el trasfondo más amplio sigue siendo uno de fragmentación, riesgo político elevado y tensión geopolítica, lo que requiere que los inversores naveguen por un paisaje más complejo incluso cuando el sentimiento del mercado a corto plazo mejora”, explicó el IIF.
Por regiones, Asia emergente lideró con US$21.300 millones en flujos totales, seguida de América Latina con US$11.300 millones, Europa emergente (US$6.300 millones) y la suma de Medio Oriente y el norte de África (US$3.900 millones).
El instituto destacó que fue particularmente notable la fuerte recuperación de los flujos de deuda en América Latina, que pasaron de un registro negativo en mayo a uno positivo de US$8.900 millones en junio. También señaló que hay un renovado apetito por los mercados locales de alto rendimiento.
El calendario de emisiones fue activo. Los soberanos recaudaron US$29.200 millones y las corporaciones US$15.400 millones en junio. Los créditos de grado de inversión continuaron dominando.
Tanto la deuda como el capital se recuperaron
El IIF detalló que tanto los segmentos de deuda (US$32.900 millones) como de capital (US$9.900 millones) contribuyeron a la recuperación, siendo los flujos de deuda los que nuevamente lideraron.
En el primer caso, se vio un fuerte aumento desde los US$8.700 millones de mayo. China siguió siendo el principal impulsor (US$23.800 millones), aunque los mercados emergentes, excluyendo a China, también registraron un repunte significativo (US$9.100 millones).
“La deuda en moneda local siguió siendo particularmente atractiva, apoyada por el dólar más débil, el alto carry y marcos de políticas internas creíbles. Mientras tanto, los mercados de deuda en moneda dura vieron una sólida emisión primaria, subrayando el apetito resistente de los inversores incluso en segmentos de crédito más riesgosos”, explicó el instituto.
En el segundo caso, los flujos de capital en acciones fueron ligeramente superiores a los US$8.100 millones de mayo. Los mercados emergentes de Asia impulsaron la mayor parte de las entradas (US$6.900 millones), impulsados por la demanda de exposición a tecnología y manufactura y señales de inflación estabilizadoras.
América Latina atrajo US$2.400 millones y Europa del Este añadió US$1.700 millones. En contraste, los flujos de capital en acciones en Medio Oriente y el norte de África se mantuvieron negativos en US$1.200 millones, reflejando precaución en medio de la volatilidad del mercado petrolero y los continuos recalibrados fiscales en toda la región.
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