Aunque el Gobierno Petro no ha radicado aun su propuesta de reforma tributaria en el Congreso de la República, el presidente Gustavo Petro y algunos funcionarios han adelantado algunas de las propuestas que se incluirían, las cuales, aun sin ser oficiales, ya cuentan con fuertes críticas.
En primer lugar, los analistas han manifestado dudas frente a la posibilidad de que con la reforma se logre incrementar el recaudo en mínimo $19 billones, como proyecta el Gobierno, en un momento en que los contribuyentes ya están siendo sobrecargados con el cobro de impuestos, a pesar de que el crecimiento de la economía apenas se viene recuperando.
En segundo lugar, en las últimas semanas se han conocido detalles relacionados con impuestos al consumo en el sector gastronómico, al carbono, a los juegos de suerte y azar, a los vapeadores, entre otros, argumentando que el objetivo de la reforma es reducir la carga de las empresas y la clase media.
“Se ha hablado básicamente de impuestos directos que, al final, terminan gravando el consumo de todas las personas. Esto se ha etiquetado sobre la base de que son impuestos verdes que van en pro de la protección del medio ambiente y buscan desincentivar el uso de algunos productos que hacen daño a la salud”, señaló Mauricio Marín, abogado con más de 25 años de experiencia en estructuración patrimonial y protección de inversiones.
Además, aunque el Gobierno ha manifestado en varias ocasiones que descartó hacer modificaciones sobre el cobro del IVA, sí buscará eliminar algunas exenciones y, de nuevo, apuntar a los ciudadanos de más altos ingresos.
Respecto a este último punto, Marín recordó que siempre se ha dicho que estas exenciones deberían ser eliminadas, “no sólo por anteriores gobiernos, sino por distintas misiones que se han encargado de revisar estos temas”, dijo.
Impuestos directos, los favoritos
Tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos han destacado a menudo las ventajas de los impuestos directos, especialmente en términos de equidad, progresividad y reducción de la desigualdad, pues llevan a que personas con mayores ingresos y riqueza contribuyan una proporción mayor con impuestos.
En línea con estas recomendaciones, en un reciente consejo de ministros, el presidente señaló que se debe aumentar la tarifa del impuesto de ganancia ocasional (herencias y donaciones), que actualmente es del 15 %, y de ingresos como dividendos, que ya alcanza topes del 39 %. En ese mismo espacio, Petro insistió en que se debe aumentar la tarifa del impuesto de renta.
El mandatario también propuso la reactivación del impuesto al patrimonio para los “megarricos” con umbrales más bajos, es decir, que se deba empezar a pagar a partir de montos más bajos que en el pasado, y con alcance ampliado a personas jurídicas.
“Desde una perspectiva teórica, lo ideal es que el sistema tributario sea lo más justo y progresivo posible, que quienes más capacidad económica tengan paguen más. Esa sería una reforma tributaria perfecta, pero la realidad es muy distinta”, explicó Marín.
Finalmente, el presidente propuso revivir el impuesto al envío de remesas por parte de las empresas desde Colombia hacia el exterior (para sus accionistas o matrices en el caso de sucursales de sociedades extranjeras), un tributo que fue eliminado en 2007.
Para qué más impuestos
El ministro de Hacienda, Germán Ávila, ha dicho que la reforma tributaria también busca fijar normas para reducir el déficit fiscal del país, que terminaría en el 7,1 % este año, siendo uno de los más altos de la historia reciente de Colombia.
Incluso el presidente Petro ha reconocido que el Estado funciona con un gasto público elevado y un alto nivel de endeudamiento, lo cual ha atribuido a gobiernos anteriores.
“Lo primero que debemos preguntarnos, antes de ir a revisar el ingreso y, en concreto, cuál es la cantidad de impuestos que se necesitan, es cuál es el nivel de gasto que debe tener el Estado; es por ahí por donde debemos empezar a plantear la discusión y la problemática, si no nunca va a haber un límite”, advirtió Marín.
También llamó a los ciudadanos a tomar conciencia de que las decisiones políticas terminan en más o menos gastos y en mayores o menores impuestos a cargo de los contribuyentes. “Si como ciudadano voto por alguien que tiene la idea de que el gasto debe suplir un sinnúmero de necesidades colectivas, pues la necesidad de ingresos va a ser más alta”, dijo.
Incluso organismos internacionales, como Fitch, han advertido que políticamente es poco viable que el Gobierno logre tramitar una reforma tributaria en el Congreso de la República, donde actualmente no cuenta con mayor respaldo, lo que quedó evidenciado con las últimas reformas.