La agencia de calificación S&P Global Ratings ratificó sus calificaciones crediticias soberanas para México, manteniendo sin cambios la nota de largo plazo en moneda extranjera en ‘BBB’, con lo que completa 20 años en esta posición, y la de moneda local en ‘BBB+’, donde se ubica desde 2007.
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La firma reveló también en el comunicado que la perspectiva asignada a estas calificaciones se mantiene estable, una decisión que se basa en la expectativa de que las finanzas públicas de México se estabilizarán a lo largo de este año, a pesar del lento crecimiento económico.
S&P destacó además que el manejo prudente de la política monetaria y el crecimiento del mercado de capitales interno han mejorado la flexibilidad del país para enfrentar posibles crisis.
Incluso mencionó la apuesta del mercado de que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum gestione de manera pragmática las tensiones con Estados Unidos en temas como el comercio y la inmigración para mantener la estabilidad económica, un frente que calificó como clave para la perspectiva estable del país.
La calificación también consideró “la trayectoria de estabilidad política y las transiciones adecuadas de gobierno que ha tenido México en las últimas dos décadas”. Del mismo modo, destacó que se hayan hecho políticas fiscales y monetarias cautelosas apoyadas por un régimen de tipo de cambio flotante.
“Estos factores son clave para la calidad crediticia soberana y han mantenido la confianza de los inversionistas, así como el acceso a los mercados globales de capitales”, detalló S&P.
La expectativa de la firma es que una política monetaria prudente y un retorno a déficits fiscales moderados estabilizarán las finanzas públicas y mantendrán la sólida posición externa de México.
Panorama fiscal podría poner en riesgo la calificación
A pesar de la perspectiva estable, S&P señala ciertos riesgos que podrían llevar a una revisión a la baja de la calificación. Por ejemplo, un escenario negativo se materializaría si el gobierno no logra controlar el déficit fiscal, lo que elevaría la deuda pública y la carga de intereses.
En su comunicado, la agencia destaca que actualmente México muestra una carga moderada de la deuda, la cual se estabilizaría este año y lo siguientes a través de una gestión macroeconómica cautelosa y a pesar del bajo crecimiento económico.
Unas finanzas públicas más débiles podrían combinarse con un mayor respaldo financiero extraordinario para las empresas estatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y motivar a la firma a bajar la calificación en los próximos dos años.
Además, cualquier revés en las relaciones con Estados Unidos o la imposición de políticas públicas que generen inestabilidad macroeconómica también podría socavar la calificación.
En contraste, S&P Global Ratings podría elevar las calificaciones de México si una gestión económica eficaz logra atraer una mayor inversión extranjera, impulsada por el fenómeno del nearshoring. Además, un aumento en la inversión podría mejorar la baja tasa de crecimiento del PIB per cápita, que se espera se mantenga por debajo de la de sus pares con niveles de desarrollo similares.
La agencia también sugiere que la implementación de medidas para fortalecer el presupuesto, como la ampliación de la base tributaria no petrolera y la mitigación de los pasivos contingentes de las empresas estatales, podría mejorar la calidad crediticia de México en el futuro.
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