El turismo, que ha venido ganando protagonismo en la economía del país, será parte de un debate sobre su futuro, en medio de una creciente digitalización y la aparición de nuevos tipos de viajeros. Esto, teniendo en cuenta que en el último año la industria aportó cerca de $40 billones anuales a la economía nacional, el equivalente a casi cuatro reformas tributarias.
Asimismo, según datos del DANE y el World Travel and Tourism Council (WTTC), el turismo representa alrededor del 2 % del PIB nacional y genera cerca de 900.000 empleos directos, una cifra que podría duplicarse en menos de una década si se aprovecha el potencial de la llamada economía de la hospitalidad. Incluso, con ingresos cercanos a US$10.000 millones en divisas, el turismo superó al café y al carbón como generador de recursos para el país.
Para los expertos, estos datos plantean un desafío para los próximos gobernantes: la necesidad de políticas públicas modernas, tecnológicas y sostenibles que impulsen su expansión. Pero, sobre todo, se abre la necesidad de reactivar el debate sobre las rentas vacacionales, un eslabón clave para descentralizar el turismo, dinamizar economías locales y diversificar la oferta más allá de la hotelería tradicional.
Dentro de ese contexto se desarrollará la tercera edición del Expohost 2025, la feria y congreso sobre rentas cortas, turismo digital y economía colaborativa, los días 16 y 17 de octubre en Medellín.
Con más de 60 conferencistas nacionales e internacionales, 120 empresas expositoras y 6.000 asistentes esperados, el evento reunirá a Airbnb, Booking, Expedia, VRBO y Hostelworld, quienes discutirán sobre el presente y futuro del sector.
“Se necesita una política pública moderna y una gobernanza que entienda que el turismo digital es una fuente real de inversión, empleo y competitividad”, explicó Juan Camilo Vargas, cofundador de Expohost y director ejecutivo de Asohost, la asociación que agrupa a los prestadores de servicios turísticos en plataformas digitales.
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Nuevas tendencias en el turismo
Los nuevos turistas prefieren alojamientos con identidad local, conectividad digital, espacios para trabajo remoto y experiencias culturales personalizadas. En ciudades como Medellín, Cartagena y Bogotá, la tendencia del “slow travel” y el auge de los nómadas digitales han impulsado una demanda creciente de estadías prolongadas.
De hecho, Airbnb destacó a Medellín como una de las 10 ciudades del mundo con mayor crecimiento en estancias largas, mientras que el MinCIT reportó un incremento del 20 % en turismo urbano y del 15 % en destinos naturales como el Eje Cafetero, Santander y el Tayrona.
El auge del turismo digital también está transformando la industria desde adentro. Plataformas basadas en inteligencia artificial (IA) permiten optimizar precios dinámicos, predecir la ocupación y personalizar la experiencia del huésped.
Pero el reto, según Vargas, no es solo tecnológico, por eso concluyó: “Necesitamos una política de turismo inteligente que incorpore la innovación, una regulación moderna y una articulación público-privada. El Estado debe entender que el turismo digital no compite con el tradicional, sino que lo complementa y lo impulsa hacia una nueva etapa de desarrollo económico”.