El aumento de personas que viven en arriendo ha puesto en evidencia diversas preocupaciones dentro del mercado inmobiliario, especialmente en lo relacionado con la calidad de la información que se publica en los avisos digitales. Aunque la demanda de vivienda en alquiler continúa creciendo, también lo hacen las dificultades derivadas de omisiones o descripciones incompletas que pueden retrasar el cierre de un contrato, generar inconformidades y afectar la reputación del propietario o de la inmobiliaria responsable.
En un reciente análisis, Fincaraíz identificó varias señales que deben corregirse para evitar conflictos futuros entre arrendadores y potenciales arrendatarios. Uno de los errores más frecuentes es la falta de precisión en el metraje del inmueble. Cuando no se especifican de manera clara los metros cuadrados totales o no se diferencian las áreas construidas de las áreas privadas, los interesados no pueden determinar si el espacio se ajusta a sus necesidades. Esta incertidumbre reduce la probabilidad de contacto, limita el alcance del anuncio y afecta la efectividad de la publicación.
Otro aspecto que genera confusión son las descripciones insuficientes o demasiado generales. Avisos que no detallan si el edificio cuenta con ascensor, si el inmueble es interior o exterior, o que no mencionan el estado de los acabados, suelen ser descartados por los usuarios en las primeras etapas de búsqueda. En plataformas digitales, donde la comparación entre múltiples opciones es inmediata, la falta de información disminuye la competitividad del anuncio y afecta la percepción de transparencia del oferente.

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También es común encontrar omisiones relacionadas con las condiciones contractuales y las normas de convivencia. No especificar qué incluye el canon —si cubre la administración, el uso del parqueadero o algún servicio adicional— genera dudas que pueden traducirse en reclamos posteriores. Del mismo modo, no aclarar las políticas sobre mascotas, los requisitos para arrendar (fiador, pólizas, tiempos y documentos exigidos) o las restricciones establecidas por el conjunto residencial, como horarios para el uso de zonas sociales o el ingreso de visitas y domiciliarios, aumenta el riesgo de desacuerdos una vez firmado el contrato.
A estas fallas se suma la presencia de descripciones exageradas o promesas difícilmente verificables, lo que afecta la credibilidad del aviso. En un entorno en el que los usuarios comparan precios, características y fotografías en cuestión de segundos, la precisión y la coherencia se convierten en factores determinantes para fortalecer la confianza y atraer interesados reales.
Las plataformas digitales, además, han evidenciado por qué estas señales son tan relevantes. Cada vez más personas recurren a buscadores y portales especializados para encontrar vivienda, y la mayor parte de la demanda se concentra en inmuebles en arriendo y en vivienda usada. Este comportamiento ha impulsado a los portales a fortalecer sus herramientas de publicación, implementar filtros más detallados y exigir información completa para garantizar claridad y mejorar la experiencia tanto de quienes ofertan como de quienes buscan un inmueble.




