El presidente de Asobancaria, Santiago Castro, dijo, en su presentación en el Congreso de Tesorería en Cartagena, que el año 2019 el entorno externo estará marcado nuevamente por la incertidumbre.
El desenvolvimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y otros conflictos comerciales, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (el llamado Brexit), los recortes de producción por parte de los países petroleros, la consolidación de nuevos proyectos políticos y la desaceleración de la economía china, dijo que son algunos elementos que sumarán volatilidad a los mercados financieros y a la economía global.
Al pasar al análisis de la economía nacional, Castro les dijo a los asistentes al evento que en 2018 se observó una moderada recuperación, ya que luego de tres años de progresiva desaceleración económica se revirtió la tendencia y, entre enero y septiembre de 2018, la economía se expandió 2,5% anual.
Los sectores que han contribuido en mayor medida a esta dinámica son: la administración pública y defensa (creciendo al 5,1% real), los servicios profesionales (4,7%) y el sector financiero (3,5%). No obstante, señaló que los sectores de minería y construcción siguen en terreno negativo, contrayéndose 4,7% y 2,5%, respectivamente.
Resaltó las iniciativas del Gobierno Nacional como la autorización de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) a las entidades que de buena fe financiaron la obra Ruta del Sol II $627.000 millones.
“Reconocer los derechos de las entidades financieras confirma el compromiso del Gobierno y envía un mensaje de confianza y tranquilidad para el sector y es, a la vez, un primer paso para destrabar los cierres financieros pendientes”, dijo.
Mencionó que el sector financiero ha crecido en promedio 7,8% en los últimos diez años y durante lo corrido de 2018 creció 3,5%, por encima del total de la economía.
Para el 2019, el directivo dijo que espera que la economía colombiana crezca en torno al 3,2%.
Dicha aceleración de la actividad productiva estaría explicada principalmente por: (i) el dinamismo del consumo privado, y (ii) la reactivación de los canales de inversión, impulsados por los beneficios que obtuvieron los empresarios en la Ley de Financiamiento aprobada en diciembre pasado.
Aunque la actividad productiva se acercará a su potencial, dijo, también se verá expuesta a una serie de riesgos tanto en el frente externo como local que podrían afectar la dinámica de la demanda agregada.
En el ámbito local, advirtió que los retrasos en la ejecución de los proyectos de infraestructura podrían seguir siendo un lastre sobre la economía.