La Casa Blanca esbozó las primeras pinceladas de su proyecto de presupuesto para 2022, en el que el presidente Joe Biden priorizó las partidas para asuntos sociales, como la educación, y el ambiente.
El demócrata apuesta por fortalecer el gasto social. Un ejemplo es que se asignan US$1.000 millones para combatir la violencia machista, a través del Acto Ejecutivo para ese fin. Se otorga igual rubro para reforzar la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México.
Sobre este último punto, su oficina entregó a la vicepresidenta Kamala Harris la función de gestionar todo lo relativo a esa zona limítrofe y la migración en el lugar, al que han llegado niños no acompañados buscando cruzar al país.
La Casa Blanca habló de US$6.500 millones para crear una nueva agencia de proyectos de investigación avanzada para la salud (Arpa-h), que desarrollará pesquisas sobre la lucha contra el cáncer, un asunto que la Harris ha destacado en su agenda, y otras enfermedades.
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Se asignarán US$8.700 millones en salud pública para los Centros de Control de Enfermedades (CDC), que han liderado el seguimiento a la Covid-19 en el país y no reciben un monto similar desde hace casi veinte años, según detalló el Ejecutivo federal. Ese valor está US$1.600 millones por encima del asignado por el exmandatario Donald Trump para 2021.
El borrador de presupuesto del presidente Joe Biden tiene un rubro de US$2.100 millones dirigidos a programas para contrarrestar la tenencia de armas, asunto que la Casa Blanca califica como una “crisis de salud pública”, una “epidemia”.
Biden propone incrementos en la partida presupuestal para la educación en zonas de bajos recursos. De esta forma, se incrementaría en 40,8 % la asignación al Departamento de Educación, alcanzando US$1 billón, con el objetivo de facilitar la cobertura de becas para ciudadanos y dreamers.
Contempla, también, un aumento de US$14.000 millones para asuntos climáticos y ambientales. Esto significa que Estados Unidos va a desembolsar nuevamente dólares al Fondo Verde para el Clima de Naciones Unidas, una de las instancias de cooperación internacional a las que Trump dio la espalda.
Otro rubro que crecerá en designación presupuestal es la financiación para la atención a personas sin hogar, que sería de US$500 millones más.
Todos esos números son, simplemente, un borrador, porque la Casa Blanca tiene que presentar esa propuesta ante el Congreso para que los legisladores avalen la asignación presupuestaria para 2022. En la Cámara de Representantes los demócratas son mayoría, mientras que en el Senado la proporción entre estos y los republicanos está 50-50.
Un vocero de Biden compartió este viernes algunas claves del presupuesto que el mandatario oficializará en los próximos días. Este fue consultado sobre qué aspectos consideran como “negociables” y respondió que la iniciativa incluye prioridades bipartidistas, como la lucha contra la violencia machista.
En esa proyección presupuestaria no están incluidas reformas en materia de impuestos y el borrador se entiende como un plan paralelo al American Jobs Plan, el programa de infraestructura de Biden para generar empleo y reactivar la economía.
Ese proyecto, que será presentado ante el Congreso para su aprobación, sí incluye cambios en materia fiscal, aumentando la tasa impositiva a las grandes corporaciones del 21 % al 28 % y aplicando un impuesto del 15 % a las multinacionales que tributan fuera de Estados Unidos.
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