El fabricante de aviones Boeing ha aceptado abonar 2.500 millones de dólares a la justicia estadounidense para evitar ser procesado por conspiración criminal.
El Departamento de Justicia acusaba a la compañía de ocultar información a los investigadores de los accidentes mortales de los 737 Max.
Según informa The Wall Street Journal, la aeronáutica abonará 243 millones en concepto de multa y 2.200 millones en compensaciones a los clientes de la aerolínea y familiares de las víctimas.
La Fiscalía ha considerado que los accidentes mortales del vuelo 610 de Lion Air y del 302 de Ethiopian Airlines, que costaron la vida a casi 350 personas en 2019, pusieron de manifiesto «la conducta fraudulenta y engañosa de los empleados de uno de los principales fabricantes de aviones comerciales del mundo».
«Los empleados de Boeing escogieron el camino de los beneficios sobre la franqueza, al ocultar información material a la Administración Federal d Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) sobre la operación de su 737 Max y al esforzarse en cubrir su engaño», señala la Fiscalía.
La empresa apenas ha acusado en bolsa la noticia, que se ha anunciado tras el cierre del mercado. En las operaciones electrónicas posteriores, Boeing ha llegado a caer más de un 1%, limitando las pérdidas minutos después.
En la sesión bursátil ordinaria, la compañía avanzó un 0,8% hasta los 212,71 dólares, muy por debajo de los 440 dólares a los que cotizaba antes de los mencionados accidentes. Sin embargo, el gran retroceso bursátil se dio en marzo de 2020, cuando Occidente empezó a ser consciente de la gravedad de la pandemia de coronavirus.
El anuncio del acuerdo se produce una semana después de que el 737 Max volviese a surcar los cielos después de que la FAA -entre otros reguladores internacionales- prohibiese su circulación por detectarse fallos estructurales de seguridad.
El Boeing 737 Max es la cuarta generación de ese modelo de avión comercial. El primer vuelo se realizó en enero de 2016 y fue certificado por la Administración Federal Aérea (FAA) en marzo de 2017, año en que comenzó a prestar servicio.
La FAA dio luz verde a Boeing el 18 de noviembre pasado para que el 737 MAX volviera a volar con pasajeros, después de la prohibición de sus operaciones en 2019 tras dos accidentes de estas aeronaves que dejaron 346 muertos en Indonesia y Etiopía.
La investigación realizada a partir de entonces descubrió que, debido un fallo técnico, los sistemas de seguridad diseñados para evitar un ascenso demasiado rápido del avión se había comportado de manera indebida, causando descensos precipitados que no pudieron controlar los pilotos y que provocaron los accidentes fatales.
(Con información de El Economista)
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