El fraude digital se ha consolidado como un fenómeno estructural en Colombia, amenazando la confianza institucional, debilitando las finanzas públicas y afectando a los sectores más vulnerables.
A medida que los delitos migran al entorno digital, la inteligencia artificial se convierte en una herramienta indispensable para anticipar y enfrentar amenazas cada vez más sofisticadas.
En conversación con Valora Analitik, Ricardo Saponara, líder de asesoría en riesgo, fraude y cumplimiento para Latinoamérica en SAS (Statistical Analysis System), aseguró que las redes de corrupción, los fraudes en subsidios sociales y la creación de identidades falsas generadas con IA están saturando los sistemas tradicionales de vigilancia.
Además, dijo que un ejemplo complejo de ello, es el de las identidades sintéticas ya que hacen combinaciones de datos reales con información ficticia “que construyen perfiles inexistentes, pero verosímiles, siendo difíciles de rastrear y operar por largo tiempo sin ser detectadas”.
Las cifras detrás
Según datos de TransUnion, solo en el primer semestre de 2024, el 6,9 % de las transacciones digitales en Colombia fueron sospechosas de fraude, un incremento del 43,5% frente al mismo periodo del año anterior.
Además, Colombia se posicionó entre los cinco países con mayor tasa de intento de fraude digital global, y cuatro de cada diez ciudadanos afirmaron haber sido blanco de estafas a través de canales bancarios, sociales o comerciales.
Por otro lado, la evasión fiscal, estimada en más de $50 billones anuales según la Universidad Nacional, se agrava por prácticas más complejas y difíciles de rastrear, como el acceso indebido a subsidios, el uso de documentos falsos y la suplantación digital.
“Hoy el fraude opera en tiempo real, con herramientas automatizadas. Para enfrentarlo, las instituciones necesitan tecnología que detecte, decida y actúe con anticipación. Y eso solo se logra con analítica avanzada e inteligencia artificial aplicada con propósito”, explicó Saponara.
Tipos de fraude frecuentes
En cuanto a las tipologías de fraude más comunes en Colombia, Saponara señaló los fraudes en tarjetas de crédito y la apertura de cuentas, así como los financiamientos, principalmente en instituciones financieras.
Además, destaca que los defraudadores latinoamericanos son “más creativos”, desarrollando metodologías que incluso impactan instituciones en Estados Unidos.
“No se debe tener los datos tan expuestos en redes sociales o sitios web sin la debida certificación”, dijo Saponara, comparando su valor con el de la billetera o el teléfono.
Además, dijo que, para las empresas, la inversión debe centrarse en tres pilares principales: tecnología, procesos y personas. Es crucial la capacitación para aprovechar al máximo las soluciones tecnológicas y ajustar los procesos para una protección 360 grados.
“Nosotros no vamos a lograr sobrepasar al defraudador, siempre vamos a estar un poquito atrás de sus modus operandi, pero no podemos dejar que ellos estén seis meses adelante”, afirmó.
Asimismo, alertó sobre los falsos positivos, que “molestan a los clientes honestos” y generan pérdidas operativas significativas.
Posibles soluciones
Tras esta problemática, Saponara explicó que se están implementando motores de decisión automatizados que procesan grandes volúmenes de información en milisegundos, activando alertas o bloqueos para actuar en tiempo real.
“Otro elemento fundamental son los modelos explicables, que permiten auditar y entender cómo un algoritmo toma decisiones, lo cual es esencial para la trazabilidad, transparencia y confianza institucional en procesos críticos”, explicó el líder de asesoría en riesgo, fraude y cumplimiento para Latinoamérica en SAS.
Aunque estas soluciones ya generan resultados concretos en América Latina, con reducciones significativas en tiempos de auditoría y recuperación de recursos, Saponara advierte que “la analítica debe ser gobernable, trazable y justa. Las decisiones que toma un sistema deben poder explicarse. No se trata solo de eficiencia, se trata de confianza pública, de protección a los más vulnerables y de justicia fiscal”.
Un estudio global de Economist Impact en alianza con SAS reveló que el 80 % de los ejecutivos del sector financiero espera que los delitos financieros impacten severamente sus operaciones en la próxima década.
Aunque el 99 % ya implementa IA generativa, más del 50 % no ha logrado beneficios financieros concretos. “Esto confirma que la clave no es solo adoptar tecnología, sino aplicarla con visión, estrategia y una sólida gobernanza”, puntualizó.