Economía de China crece 4,8 % en el tercer trimestre en línea con las expectativas: la tasa más baja en un año

Aunque el dato se encuentra en línea con las expectativas del mercado, refleja crecientes desafíos estructurales para la segunda economía mundial.

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La economía china registró un crecimiento del 4,8 % interanual en el tercer trimestre de 2025, la tasa más baja en un año. Este resultado representa una desaceleración respecto al crecimiento del 5,2 % registrado en el segundo trimestre.

Aunque el dato se encuentra en línea con las expectativas del mercado, refleja crecientes desafíos estructurales para la segunda economía mundial.

Factores que explican la desaceleración

Con lo anterior, estos son algunos factores que determinaron el crecimiento de la economía china.

·       Débil demanda interna

A pesar de que la industria ha mostrado signos de recuperación, el consumo y la inversión se han enfriado. Las ventas minoristas crecieron apenas un 3,0 % anual en septiembre, la tasa más baja en 10 meses. Por su parte, la inversión en activos fijos acumulada entre enero y septiembre cayó un 0,5 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.

“La caída de la inversión en activos fijos es inusual y alarmante”, declaró Zhiwei Zhang, presidente y economista jefe de Pinpoint Asset Management. Además, advirtió que el crecimiento del PIB del cuarto trimestre se enfrenta a presiones a la baja.

La última vez que China registró una contracción en la inversión en activos fijos fue en 2020 durante la pandemia, según datos que se remontan a 1992 de Wind Information.

·       Crisis del sector inmobiliario

El sector inmobiliario sigue siendo un lastre importante. La inversión en propiedad cayó 13,9 % interanual en los primeros tres trimestres del año.

Además, los precios de nuevas viviendas en 70 ciudades bajaron 0,41 % solo en septiembre, la caída mensual más pronunciada del año.

China y su bandera
Aunque el dato se encuentra en línea con las expectativas del mercado, refleja crecientes desafíos estructurales para la segunda economía mundial. Imagen de David Yu en Pixabay.

·       Exportaciones e industria, entre luces y sombras

El sector industrial mostró un buen desempeño: la producción industrial creció 6,5 % interanual en septiembre, superando las expectativas de un incremento del 5 % y frente al crecimiento del 5,2 % del mes anterior.

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Parte de esta mejora se explica por la fuerte demanda externa. Las exportaciones hacia la Unión Europea, el Sudeste Asiático y África han compensado parcialmente la caída hacia Estados Unidos.

Sin embargo, esta dependencia del exterior revela una economía con un desequilibrio creciente: buena parte del crecimiento proviene de la industria orientada a la exportación, mientras que los motores internos, como el consumo doméstico, flaquean.

“La debilidad del gasto de inversión, especialmente del sector privado, refleja una falta de confianza en las perspectivas de crecimiento de la economía, así como en las políticas gubernamentales que podrían apoyar el crecimiento”, dijo Eswar Prasad, profesor de economía en la Universidad de Cornell, de acuerdo con información de CNBC.

·       Tensiones comerciales con EE. UU.

Las fricciones comerciales entre China y Estados Unidos siguen incidiendo en el panorama económico. En septiembre, las exportaciones chinas hacia EE. UU. se desplomaron un 27 % interanual, aunque el total de exportaciones globales aumentó cerca de un 8,3 %.

El Gobierno chino fijó para 2025 un objetivo de crecimiento en torno al 5 % anual.

Con el 4,8 % ya alcanzado en el tercer trimestre, Pekín aún está dentro del rango, pero el margen de maniobra es reducido y los riesgos estructurales están en aumento.

Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado la necesidad de que China reoriente su política fiscal: menos estímulos industriales tradicionales y más apoyo al consumo interno, a fin de apuntalar un crecimiento más equilibrado.

En este marco político, China se encuentra en un momento clave: su dirigencia del Partido Comunista está reuniéndose en el plenario que definirá la hoja de ruta para el quinquenio 2026-2030. Las decisiones que allí se adopten pueden teñir de gran relevancia la política económica a corto y medio plazo.