Entrevista | Fundación Bancolombia lleva educación financiera con iniciativas que transforman territorios

Maria Camila Osorio, directora de la Fundación Bancolombia, comparte los avances de las iniciativas y el impacto que han logrado con cada una de ellas.

Compártelo en:

En medio de los desafíos que enfrentan las comunidades rurales en el país – baja bancarización, informalidad y limitada conectividad –, la educación financiera es una herramienta clave para crear oportunidades reales de desarrollo. Contribuir al cumplimiento de sus proyectos de vida y lograr bienestar financiero es uno de los principales objetivos de la Fundación Bancolombia.

María Camila Osorio, directora de la Fundación, da a conocer en Valora Analitik el avance de algunas iniciativas que además de mejorar los conocimientos financieros de las personas, buscan empoderarlas para tomar decisiones informadas con sus finanzas.

¿Cuál es el rol de la Fundación Bancolombia actualmente?

El propósito que nos mueve a diario en la Fundación Bancolombia es promover el desarrollo sostenible para llevar bienestar para todos en la ruralidad.

Impulsamos el desarrollo del tejido productivo rural del país a través de iniciativas que fortalezcan negocios con impacto en el campo colombiano y movilizamos oportunidades en educación pertinente con los retos y contexto que enfrentan los territorios rurales.

Hacemos inversión de impacto y financiamos proyectos que desarrollan innovaciones orientadas a generar oportunidades de ingresos para jóvenes rurales en sus territorios.

Además, sumamos intervenciones de educación financiera para mejorar el bienestar de las comunidades y acompañar a diversos públicos en distintos territorios del país.

Sabemos que, al fortalecer las habilidades financieras de las comunidades con las que trabajamos, estas podrán planear proyectos de vida sostenibles en el ámbito rural y cerrar brechas de inclusión financiera que les permita mejorar su bienestar.

Siendo la educación financiera uno de sus pilares, ¿hoy qué se viene haciendo en ese enfoque y qué brechas buscan cerrar?

En los territorios rurales existe una gran riqueza social y productiva, pero también persisten brechas significativas en acceso a información, herramientas tecnológicas y servicios financieros formales.

Hasta la fecha, hemos logrado que cerca de 30.000 personas reciban formación en educación financiera y movilizado más de $7.400 millones para financiar proyectos rurales, priorizando poblaciones vulnerables, mujeres y jóvenes.

La educación financiera se ha convertido en un habilitador clave para que las comunidades comprendan conceptos como ahorro, presupuesto y crédito, y tomen decisiones informadas que garanticen la sostenibilidad de sus proyectos, incluso en contextos con recursos limitados.

Uno de los principales retos es llevar inclusión y educación financiera a zonas con alta brecha digital y desconfianza hacia la banca. Por ello, hemos diseñado estrategias innovadoras que permiten otorgar crédito formal a poblaciones sin acceso previo, marcando un hito en la construcción de confianza y desarrollo económico.

En el caso de los municipios vinculados al Sistema Rural Emergente en Nariño, enfrentamos desafíos como pobreza, baja calidad de vida y una economía informal que alcanza el 90 % de los hogares.

La limitada conectividad dificulta el acceso a herramientas tecnológicas esenciales para el desarrollo y ante este panorama, trabajamos para cerrar brechas de inclusión financiera, promover el uso de herramientas digitales y fortalecer el desarrollo sostenible mediante estrategias adaptadas a las necesidades de las comunidades rurales.

¿Qué programas están implementando hoy en territorios rurales y qué resultados concretos han observado?

Nuestras acciones no solo buscan mejorar los conocimientos financieros de los participantes, también busca empoderarlos para que tomen decisiones informadas, aprendan a planear sus finanzas e impulsen su bienestar.

Llevamos educación financiera a las comunidades rurales para contribuir al cumplimiento de sus proyectos de vida y lograr bienestar financiero. A través de la Fundación tejemos conexiones y esfuerzos para llegar cada vez a más personas

A través de diferentes iniciativas llegamos a los territorios y comunidades rurales para mejorar los hábitos financieros y cerrar las brechas de inclusión financiera. Algunos de nuestros programas son:

Cuentas sin Cuento: A través de este programa buscamos que los participantes mejoren sus comportamientos y conocimientos financieros como la creación de un presupuesto mensual, la importancia del ahorro y diferenciación de deudas buenas y malas, para que puedan con estas herramientas acceder al sistema financiero formal y el crédito para impulsar sus proyectos. Desde su origen, hemos beneficiado a más de 30.500 personas.

Sistema Rural Emergente: El objetivo que tenemos con este proyecto es aumentar y mejorar la oferta de productos y servicios y ofrecer herramientas en educación financiera que permitan cerrar brechas de inclusión financiera, promover el uso de herramientas digitales y fortalecer el desarrollo sostenible con estrategias adaptadas a las necesidades de las comunidades rurales.

Misión País: Este proyecto que nació con un piloto en 2024, durante este año brindó educación financiera a más de 4.000 niños, niñas y adolescentes en cinco departamentos, combinando talleres presenciales, formación virtual y acompañamiento a instituciones educativas. El programa ha logrado consolidarse como una estrategia integral de educación financiera en cinco departamentos priorizados: Nariño, Boyacá, Meta, Casanare y Chocó.

¿Cómo involucran a aliados para que la educación financiera tenga un enfoque práctico y se mantenga en el tiempo?

Las alianzas han sido clave para lograr una articulación efectiva en los territorios. Por ejemplo, con equipos de Bancolombia y la agencia de cooperación internacional USAID, a través del Fondo Finanzas para la Equidad, desplegamos el primer Sistema Rural Emergente, en Nariño.

Propiamente en Ipiales, Túquerres y su área rural; Guachucal, Aldana, Córdoba, Pupiales, Gualmatán, Puerres, Guaitarilla, Santa Cruz de Guachavés, Samaniego, Sapuyes y Ricaurte.

Las necesidades atendidas se hacen partiendo del conocimiento construido a través de un diagnóstico territorial realizado por el Centro de Estudios Cafeteros y Empresariales – Crece y el diagnóstico de la confianza de la Fundación Mi Sangre.

La dirección de innovación de Bancolombia capacitó a los equipos comerciales y móviles de Túquerres e Ipiales, en metodologías de experimentación que permitieron implementar pilotos en flexibilización de requisitos de crédito para generar inclusión, fomentar el uso de herramientas digitales y otorgar créditos basados en confianza y segundas oportunidades.

Además, vinculamos a Monet y Agricapital, como aliados que contribuyeron con soluciones de crédito adaptadas a las condiciones de las comunidades rurales.

Para la iniciativa Misión País, el componente educativo fue fundamental para garantizar la adopción y apropiación de las herramientas financieras. Con operadores como Libertat, Finkids, y los equipos de inclusión, marca y bienestar financiero, impactamos a más de 20.000 personas con educación financiera, de los cuales el 52,89 % corresponde a mujeres y el 11 % a comunidades indígenas.

Este enfoque combinó estrategias presenciales, digitales y móviles, incluyendo podcasts, talleres, el Bus Escuela y redes sociales, alcanzando a miles de personas con conocimientos que incrementan su bienestar financiero.

Actualmente más de 4.000 usuarios están activos en la plataforma digital bancolombia.finkids.com.co, en la que los estudiantes tienen la oportunidad de aprender sobre planeación financiera, gasto, ahorro e inversión, tipos de inversión, endeudamiento y mecanismos de protección.

Mirando hacia adelante, ¿cuáles son las metas de la Fundación Bancolombia para seguir profundizando la educación financiera en la ruralidad? 

Nuestras metas se centran en seguir cerrando brechas de inclusión financiera en la ruralidad. En el 2026, queremos profundizar en tres líneas estratégicas.

Primero, avanzar hacia edades cada vez más tempranas. Si bien hemos trabajado principalmente con población adulta, este año llegamos también a niños, niñas y jóvenes en instituciones educativas. Queremos seguir fortaleciendo procesos formativos con continuidad y de la mano del Gobierno Nacional para que más estudiantes puedan construir desde temprano hábitos financieros y proyectar un futuro más seguro.

Segundo, buscamos apalancarnos de manera más decidida en la tecnología para ampliar el alcance en territorios rurales. Nuestra meta es que podamos llegar a muchas más personas en zonas de difícil acceso, reduciendo barreras de conectividad.

Y tercero, queremos fortalecer la conexión entre educación financiera e inclusión financiera. Entendemos que la educación financiera es el camino para alcanzar bienestar financiero y en el corazón de ese camino está la posibilidad real de acceder a servicios financieros formales. Por eso, queremos seguir desarrollando mecanismos que faciliten esa inclusión.