El secretario general de Gobierno, Gustavo Quintero, explicó que el retiro del proyecto de reforma tributaria responde a un atasco estrictamente procedimental. Durante siete días, el Concejo de Bogotá se concentró en votar impedimentos sin que fuera posible instalar el debate en la Comisión de Hacienda.
“Estamos convencidos de que Bogotá necesita simplificar su estructura tributaria y avanzar en la modernización del alumbrado público. Sin embargo, por temas de trámite estrictamente hemos tomado la decisión de retirar el proyecto”, señaló el funcionario.
El Ejecutivo distrital aseguró que el próximo 10 de septiembre radicará de nuevo la iniciativa en sesiones extraordinarias, con la intención de darle un giro al debate.
El trasfondo de la reforma
El Proyecto de Acuerdo 767 buscaba un recaudo adicional de $1,2 billones, recursos que la administración Galán proyectaba destinar a programas de inversión social, obras públicas y dinamización económica.
El plan incluía incentivos a la inversión privada y a la generación de empleo, pero también nuevos tributos para los hogares bogotanos, como alumbrado público, distribución de licores, entre otros más.
El aplazamiento repetido de la discusión en el Concejo —por falta de quórum derivada de impedimentos en plenaria— terminó dinamitando la agenda del gobierno distrital. Aunque la comisión de Hacienda debía arrancar el debate el pasado 21 de agosto, las postergaciones han sido constantes.
Los ánimos dentro del Concejo por la reforma tributaria para Bogotá
Mientras tanto, las bancadas ajustan su estrategia. Desde la Alianza Verde, el concejal Julián Rodríguez Sastoque celebró la suspensión: “Una reforma que le subía impuestos a las matrículas en universidades, a la distribución del gas o hasta a las peluquerías era insostenible”. En la oposición, Heidy Sánchez, del Pacto Histórico, fue aún más dura: “Pretendían pupitrear un proyecto que favorecía al capital extranjero y al sector inmobiliario”.
Lejos de dar la batalla por perdida, la administración distrital insistió en que el nuevo escenario será una oportunidad para lograr un “acuerdo de ciudad”. El gobierno de Galán defiende que su propuesta fue construida durante 10 meses con criterios técnicos y de pertinencia. Sin embargo, el pulso apenas comienza: en un Concejo marcado por cálculos electorales, cada tributo será examinado con lupa, más aún cuando la discusión coincide con la reforma tributaria nacional que se radicó ayer.