La edición 45 de la Ryder Cup de golf, que se disputa en el Bethpage Black de Nueva York, marca un punto de inflexión financiero y deportivo al convertirse en la primera en la que los golfistas percibirán un pago por su participación. Este duelo entre los equipos de Estados Unidos y Europa rompe con una tradición de casi un siglo de competencia ‘ad honorem’, al menos para los jugadores estadounidenses.
La PGA of America ha decidido que cada uno de sus representantes cobre US$500.000, aunque esta cifra económica no será íntegra para el deportista, ya que el 60 % deberá destinarse a una organización benéfica a su elección.
Este cambio estructural busca impulsar el negocio de un torneo que tiene proyecciones de superar los US$100 millones de facturación, aspirando a ser una de las ediciones más lucrativas de todos los tiempos. La venta de entradas es un motor clave, pese a que los precios se han disparado. Los pases para un solo día de partido alcanzan los US$750, una cifra tres veces superior a la de la última edición europea.
No obstante, el factor Nueva York validó la estrategia: las boletas se agotaron en 48 horas, garantizando una facturación por taquilla superior a US$100 millones con una afluencia de público proyectada de entre 50.000 y 60.000 personas.
En contraposición a la estrategia norteamericana, los integrantes del equipo europeo, que incluye a figuras de la talla de Jon Rahm o Rory Mcllroy, han decidido mantener la tradición y seguir compitiendo sin recibir remuneración económica directa, limitando su beneficio a la exposición mediática.
Es decir, mientras los europeos mantienen el espíritu amateur, los norteamericanos transforman la participación en una plataforma de generación de fondos benéficos a través de la obligatoria cesión del 60 % de sus ganancias.
Una comparación récord: El impacto financiero de Europa vs. Estados Unidos
El circuito europeo, en su última organización de la Ryder Cup en Roma 2023, reportó un impresionante EBITDA positivo de 10,73 millones de euros en la sociedad organizadora. La organización del evento en el Viejo Continente aportó 123,4 millones de euros al negocio del PGA European Tour.
Este circuito asumió la venta de ‘merchandising’, la explotación de espacios de ‘hospitality’ y la firma de patrocinadores. Solo los ingresos comerciales en Europa se elevaron un 153 % respecto a la edición de París 2018.
La comparación entre la operación europea y la estadounidense revela una diferencia en la gestión. En 2023, el circuito estadounidense (PGA of America) únicamente se encargó de la gestión de ingresos comerciales por patrocinadores regionales en Norteamérica y los acuerdos audiovisuales en su mercado.
Este año, con la Ryder Cup en Nueva York, la balanza de las ventas de entradas y hospitalidad recae sobre PGA of America, lo que explica la alta expectativa de facturación de más de 100 millones de euros.
Así funciona el negocio de la televisión y los socios de la Ryder Cup
La televisión es una de las principales fuentes de ingresos del torneo. En Estados Unidos, la competencia cuenta con USA Network, NBC y Golf Channel como socios audiovisuales. En mercados clave como España, Movistar Plus+ posee los derechos de emisión, asegurando una penetración global.
El músculo comercial del torneo se sustenta en un grupo de socios globales de primer nivel, que incluye a empresas como Aon, BMW, Capgemini, Citi, DP World, Rolex y SAP, además de una treintena de proveedores.
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El director de la Ryder Cup, Bryan Karns, ha manifestado su convicción de que el «factor Nueva York» será decisivo para alcanzar récords en todas las métricas, confirmando que la estrategia de precios agresivos, a pesar de las críticas, ha generado un éxito rotundo en taquilla y consolidará la edición 2025 como una de las más lucrativas de la historia del golf.