La carga doméstica ahoga el potencial de las microempresarias en Colombia

Dado que las mujeres dedican, en promedio, cinco horas más al día a las labores del hogar que los hombres, invierten menos tiempo en sus negocios.

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Un diagnóstico del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en colaboración con la Fundación WWB Colombia, reveló que las mujeres microempresarias en Colombia venden 39,9 % menos que los hombres, una brecha que se atribuye principalmente a la desproporcionada carga del trabajo de cuidado no remunerado.

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La nota estadística titulada “Análisis con perspectiva de género de los micronegocios en Colombia: trabajo de cuidado no remunerado y pobreza”, cuyo objetivo es visibilizar cómo las responsabilidades domésticas y de cuidado impactan directamente el desempeño económico, concluye que el desequilibrio entre hombres y mujeres no solo frena el crecimiento de sus negocios, sino que también las empuja a mayores tasas de pobreza.

En Colombia, los micronegocios sustentaron a 5,2 millones de personas en 2023 y aportaron cerca de un tercio del empleo total del país para ese año. Sin embargo, su estructura esconde profundas desigualdades: por cada 100 hombres propietarios, solo hay 55 mujeres, quienes representan el 35,5 % del total de microempresarios.

El factor más determinante que explica la brecha de ingresos es la asignación de tiempo al trabajo de cuidado no remunerado. Las microempresarias dedican, en promedio, cinco horas más al día a estas labores que los hombres. Mientras las mujeres invierten 7 horas y 58 minutos diarios en tareas como cocinar, lavar y limpiar, los hombres apenas destinan 2 horas y 55 minutos.

Esta diferencia de tiempo se traduce directamente en menos horas que las mujeres pueden invertir en sus negocios, dedicando solo 5 horas y 25 minutos frente a las 6 horas y 50 minutos de los hombres.

César Mauricio López, subdirector general encargado del DANE, enfatizó que “el trabajo de cuidado no remunerado es una barrera estructural, casi invisible pero inmensamente poderosa, que limita, de manera desproporcionada y sistemática, el desempeño, la rentabilidad y el potencial de crecimiento de los micronegocios liderados por mujeres”.

Las ventas promedio de los micronegocios liderados por mujeres son 39,9 % menores que las de los hombres, lo que significa que por cada $100 que ellos venden, ellas generan cerca de $60. Esta disparidad se mantiene incluso en actividades económicas donde las mujeres tienen mayor participación.

La intersección entre la carga de cuidado y la pobreza es contundente. La incidencia de pobreza en las propietarias de micronegocios es del 31,8 %, cifra que aumenta al 35,2 % si son, además, jefas de hogar. Por el contrario, los hombres jefes de hogar tienen una incidencia del 30 %.

Las mujeres son las principales cuidadoras de sus hogares en el 82,2 % de los casos, dedicando en promedio 8 horas y 17 minutos al cuidado, frente al 23,7 % de los hombres que asumen este rol. Este escenario agrava su vulnerabilidad económica.

El estudio también utilizó un Índice Multidimensional de Robustez de Micronegocios (IMICRO), revelando que el 71,4 % de los micronegocios son considerados «débiles» debido a la falta de factores clave para su operación.

Aunque las microempresarias demuestran mejores prácticas en algunas dimensiones de este índice, como el uso de canales de pago alternativos o una mayor conectividad, esto no se traduce en un mejor desempeño económico debido a barreras estructurales y culturales que limitan su capacidad para maximizar ingresos.

Daniela Konietzko, presidenta de la Fundación WWB Colombia, subrayó que “no basta con impulsar el emprendimiento, debemos crear entornos donde las mujeres puedan dedicar tiempo a hacer crecer sus negocios sin que la carga del cuidado recaiga de manera desigual sobre ellas”.

El DANE y la Fundación WWB hicieron un llamado urgente a gobiernos, sector privado y sociedad civil para implementar políticas con un enfoque interseccional y territorial. Entre las recomendaciones se destacan: fortalecer el sistema nacional de cuidados, promover la corresponsabilidad en el hogar, diseñar estrategias de formalización accesibles, mejorar el acceso a financiamiento y asistencia técnica, y promover la autonomía económica de las mujeres.

“Solo así se podrá liberar el potencial económico de millones de mujeres y sus micronegocios, transformándolos de unidades de subsistencia en verdaderos motores de desarrollo y reducción de la pobreza en Colombia”, de acuerdo con la nota estadística.