La cuenta corriente y los depósitos a término fijo se ubican en último lugar de las preferencias, mientras avanzan productos como la cuenta de ahorros digital. Esto dice un reporte.
La industria financiera ha pasado por uno de los momentos más difíciles: debido a las medidas de aislamiento y prevención, muchas empresas recortaron nóminas, los empleados despedidos vieron un recorte de sus ingresos y mientras tanto, crecieron las deudas.
Sin embargo, los bancos siguieron presentando buenos indicadores. Entre marzo y noviembre de 2020, lograron colocar una cartera de $230 billones, según cifras de la Asobancaria. Además, sigue creciendo el indicador de inclusión financiera, que elabora la Banca de las Oportunidades.
Según ese estudio, el 2020 fue un hito para la banca digital, ya que los productos financieros digitales mostraron gran acogida; después de la cuenta de ahorro, se sitúan como uno de los de mayor preferencia en las finanzas personales de los colombianos.
Frente al segundo trimestre del año, el número de adultos con depósitos electrónicos aumentó en 1,2 millones (llegando a un total de casi 11,4 millones de adultos). Por su parte, el número de adultos con cuentas de ahorro de trámite simplificado se incrementó en 1,6 millones, para un total de 7,1 millones de personas, “los resultados coinciden con los hallazgos de la Encuesta de Apropiación Digital del Centro Nacional de Consultoría. Avanzamos hacia ciudadanos digitales que no solo ahorran en los productos financieros que tienen en sus dispositivos móviles, sino que también incursionan en el mundo del comercio electrónico”, afirmó Freddy Castro, presidente de Banca de las Oportunidades.
Como dato curioso, la cuenta corriente y los depósitos a término fijo se ubican en último lugar de las preferencias (en el primer caso, los tenedores son 1.929.362 personas, y en el segundo, 814.378).
Pero este avance viene acompañado de retos. Según Mambu, los siguientes son los seis desafíos principales a los que se enfrenta la banca digital.
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#1. Aceleración digital: El sector bancario atraviesa una vertiginosa digitalización. Aunque los bancos tradicionales siguen dominando el mercado, el núcleo de su estrategia se enfoca en adquirir nuevos clientes y proteger a los existentes. Sin embargo, su supervivencia en los próximos años dependerá de su capacidad para satisfacer los cambios en las demandas de los clientes, que han evolucionado significativamente a raíz de la pandemia. La adopción de plataformas en la nube ha sido la metodología de preferencia para operar de manera ágil, segura y al menor costo. Esto no solo representa un cambio en las inversiones en TI, sino también una profunda evolución en la mentalidad de las organizaciones más tradicionales.
#2. Banca móvil: En los próximos años, los servicios financieros estarán disponibles -cada vez más- a través de plataformas móviles. Las aplicaciones para pagos y billeteras digitales continuarán creciendo en toda la región. Esto simplifica el acceso de las personas a sus finanzas, mientras los bancos amplían su portafolio de servicios y brindan productos más diversos, a menudo proporcionados por proveedores externos.
#3. Adquisiciones: Se ha observado a diversos bancos absorbiendo fintechs. Esta tendencia continuará a medida que los bancos recurran a plataformas en la nube y arquitecturas abiertas para innovar rápidamente.
#4. Spin-offs digitales: Gran parte de los bancos tradicionales están creando spin-offs digitales nativos en la nube como parte de su portafolio, debido a la falta de flexibilidad de los sistemas legados, como la fintech de Grupo Itaú, bank. Estos bancos digitales derivados ingresan a un ecosistema de rápido crecimiento caracterizado por estructuras de bajo costo y requisitos regulatorios menos exigentes, por ahora.
#5. Banca abierta y API: El sector financiero está altamente regulado y la revolución Fintech requiere el desarrollo simultáneo de tecnología reguladora. México, por ejemplo, aprobó la apertura de API bajo su nueva Ley Fintech. Este tipo de marcos regulatorios permiten a las instituciones ofrecer experiencias de servicio mejoradas y personalizadas a través de plataformas abiertas. Se puede apreciar esta tendencia en el banco minorista N26, solo para dispositivos móviles, que pudo construir un MVP en menos de 6 meses mientras disminuía los costos operativos y recursos de TI.
#6. Competitividad BigTech: Los beneficios de los servicios financieros digitales fueron evidentes durante la pandemia, como el servicio las 24 horas y no tener que esperar a que la sucursal abriera o tiempos de espera para atención al cliente.
Los bancos ahora saben que su competencia no son los otros bancos, sino estos nuevos proveedores de servicios financieros: grandes empresas de tecnología como Facebook, Google y Apple Pay, así como empresas de telecomunicaciones como Claro y Tigo están ampliando sus portafolios para ofrecer soluciones de pagos y remesas.
Estos jugadores tecnológicos, muchos de los cuales respaldan los esfuerzos de inclusión financiera en la región, brindan una oportunidad para que los bancos colaboren en estos propósitos.