La Asamblea Nacional de Venezuela, controlada por el chavismo, aprobó en primera discusión el Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación con Rusia, un paso que profundiza la alianza de Nicolás Maduro con Vladímir Putin en medio de la creciente confrontación con Estados Unidos.
El acuerdo, defendido en plenaria por el diputado Roy Daza, plantea cooperación en sectores clave como energía, defensa, tecnología y economía, además de la creación de una comisión intergubernamental de alto nivel que vigilará su cumplimiento. Aunque los detalles del texto no son públicos, el oficialismo lo presentó como un instrumento de “largo plazo” y lo aprobó por unanimidad.
El movimiento se produce en un clima de máxima agitación en Caracas, donde el Gobierno ha instalado el llamado Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz. Este foro, integrado por dirigentes chavistas, empresarios cercanos al régimen, universidades públicas y privadas, sindicatos y una oposición tolerada por el poder, busca proyectar un frente amplio en defensa de la “integridad nacional”.
Maduro insiste en que la amenaza de una agresión externa requiere cohesión, mientras que Diosdado Cabello advierte que cualquier escenario de ataque derivará en una “resistencia prolongada” que involucrará también a la sociedad civil. “Los enemigos de la patria que están dentro, los caballos de Troya, serán tratados como tales en un escenario de agresión extranjera”, lanzó Cabello, en clara alusión a voces disidentes dentro de Venezuela.
El chavismo acompañó la aprobación del tratado con una nueva demostración de fuerza en la isla de la Orchila. Allí desplegó más de 2.500 efectivos, aviones Sukhoi Su-30, helicópteros y una treintena de embarcaciones, en maniobras bautizadas como Caribe Soberano 200. “La patria tiene quien la defienda”, dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, al difundir imágenes de la operación en redes sociales.
La escalada militar responde a los movimientos de Washington en el Caribe. Desde finales de agosto, la administración de Donald Trump reforzó su despliegue naval en la zona con ocho buques, un submarino y 4.500 efectivos, a los que se sumaron recientemente aviones F-35B enviados a Puerto Rico bajo el argumento de combatir el narcotráfico. Preguntado por la prensa sobre un eventual plan de “cambio de régimen”, Trump lo negó de manera tajante.
El trasfondo de la disputa se enmarca en las acusaciones de la justicia estadounidense, que señala a Maduro de liderar el denominado Cartel de los Soles y ofrece hasta US$50 millones por su captura. Caracas rechaza estas acusaciones, las tilda de fabricadas y responde reforzando su alianza con Rusia, un socio que se ha convertido en pieza clave de su estrategia de resistencia frente a Washington.