Durante este jueves 7 de agosto, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, afirmó que su gobierno no tiene intención de anexar de forma permanente la Franja de Gaza. No obstante, confirmó que las operaciones militares en el territorio palestino continuarán y podrían intensificarse en los próximos días.
En una entrevista concedida a la cadena Fox News, Netanyahu expresó que Israel no busca gobernar Gaza, sino garantizar la seguridad del país mediante una transición controlada que no represente una amenaza. “No queremos gobernar Gaza, pero tampoco permitiremos que Hamás vuelva a tomar el control. Nuestra intención es crear condiciones que impidan nuevos ataques contra Israel”, afirmó.
El mismo jueves, el Gabinete de Seguridad de Israel sostuvo una reunión para evaluar una posible expansión ofensiva dentro del enclave palestino. Según información del medio estadounidense, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) planearían avanzar hacia zonas del sur de Gaza que aún no están bajo su control, lo que podría derivar en una operación de mayor alcance con el objetivo de aumentar la presión sobre Hamás.
“Tenemos la intención de hacerlo para garantizar nuestra seguridad, expulsar a Hamás, liberar a la población civil del terror y establecer un gobierno que no propicie la destrucción de Israel”, agregó Netanyahu, en declaraciones recogidas por Fox News.
Sin embargo, la posibilidad de una escalada militar ha generado preocupación entre diversos sectores de la sociedad israelí. Familiares de los rehenes secuestrados por Hamás manifestaron su temor ante una eventual ampliación de las operaciones, al considerar que podría poner en riesgo la vida de sus seres queridos. “Cada bombardeo aumenta la posibilidad de que nuestros familiares mueran. Pedimos al gobierno que no actúe de forma precipitada”, señaló uno de los portavoces del colectivo de familiares, citado por medios locales.
Recomendado: Suspenden acuerdo entre Israel y Hamás
A estas voces se suman la de varias figuras clave de la inteligencia israelí. Exjefes del Shin Bet (la agencia de seguridad interna) y del Mossad (servicio de inteligencia exterior) han expresado reservas sobre la sostenibilidad de un control prolongado en Gaza. De acuerdo con sus planteamientos, una presencia militar extendida en la franja podría agotar recursos, provocar más violencia y dificultar cualquier proceso político a largo plazo.
Desde el inicio del conflicto, Israel ha insistido en que su objetivo principal es desmantelar la infraestructura militar de Hamás y garantizar que no vuelva a representar una amenaza. No obstante, organizaciones humanitarias han advertido sobre el impacto de las operaciones en la población civil, que enfrenta una crisis humanitaria agravada por los continuos enfrentamientos.
En ese contexto, la comunidad internacional sigue de cerca la evolución del conflicto. Varios gobiernos han pedido moderación a ambas partes y han instado a encontrar soluciones que prioricen la protección de los civiles y el respeto al derecho internacional.
Mientras tanto, la situación en Gaza continúa siendo incierta, con miles de desplazados, servicios colapsados y una creciente presión sobre los actores políticos para evitar un deterioro aún mayor.