Ocesa y Páramo fueron los promotores encargados del concierto de Kendrick Lamar en Bogotá, y hablaron de las razones que estuvieron detrás para que uno de los referentes más importantes del hip hop en el mundo no se presentara.
Luz Ángela Castro, directora de Ocesa, reconoció que la suspensión del espectáculo se debió a “fallas en el proceso de gestión de permisos” y aseguró que tanto ella como su equipo son “víctimas de un sistema obsoleto”.
El anuncio sorprendió a los cerca de 30.000 asistentes que ya hacían fila en el recién inaugurado Vive Claro, un escenario que, pese a las dudas iniciales, había ganado confianza tras albergar con éxito un concierto de gran formato como el de Green Day.
Las inquietudes sobre el ruido y el movimiento de las graderías habían sido respondidas por la administración con explicaciones técnicas: muros de contención para insonorizar y estructuras móviles diseñadas para liberar energía (como en los edificios sismorresistentes).
El fallido debut de Kendrick Lamar en Bogotá, ¿de quién fue la culpa?
Sin embargo, en la noche del 27 de septiembre todo cambió. Horas antes del inicio, la página oficial del tour de Kendrick Lamar anunció la cancelación sin que los promotores dieran una explicación inmediata.
En las filas, el malestar crecía: la Policía y la logística ya no estaban, y en su lugar apareció el ESMAD. “¿Cómo no tenían los papeles en regla? Esto es un error de novatos”, se quejaban algunos fans.
Castro admitió que fue uno de los peores momentos de su vida. En entrevista con Caracol Radio ofreció disculpas, confirmó la devolución del dinero de la boleta con servicio incluido y dijo que aún buscan reprogramar el show: “La luchamos hasta el último momento”, relató, “por eso nos demoramos en salir a confirmar la cancelación”.
Las razones de cancelación
El Instituto Distrital de Gestión de Riesgos (Idiger), la entidad que autoriza eventos masivos en Bogotá, explicó que no pudo otorgar el permiso final porque los organizadores no cumplieron a tiempo con los requisitos: análisis de riesgo, planes de mitigación y certificaciones técnicas. “Cada espectáculo público debe ser evaluado de manera autónoma e independiente, con base en la información específica de sus organizadores”, puntualizó en un comunicado.
Desde Ocesa y Páramo, en cambio, insisten en que el problema radica en la normatividad: los plazos son tan cortos que dejan a los promotores en vilo hasta horas antes del espectáculo. “No es sano depender de un permiso que llega el último día”, advirtió Castro, quien habló incluso de una “guerra sucia” contra el Vive Claro por parte de algunos sectores.
El recinto, por su parte, insiste en que cumple con todos los estándares de seguridad y ha respondido a las tutelas, acciones legales y visitas de control que lo han involucrado en las últimas semanas. Desde su administración aseguran ser víctimas de una “guerra sucia” que afecta no solo a los promotores, sino también a la ciudad. “Todos pierden, y claro que el golpe al bolsillo es duro: hay 1.500 empleados detrás de cada concierto”, recalcan.
¿Qué pasará con los próximos conciertos en el Vive Claro?
La incertidumbre ahora se traslada a las próximas fechas en el calendario. Luz Ángela Castro afirma que buena parte de las acciones populares ya fueron superadas y que seguirán dando la batalla para no dejar en vilo los espectáculos programados, vendrán reuniones con la Personería de Bogotá y mesas con el Idiger.
Su apuesta, dice, es transformar el sistema actual de permisos para aglomeraciones, al que considera ineficiente y desgastante. “Un tema administrativo frenó todo. Por respeto al público no lo podemos permitir”, señaló.
Mientras tanto, la Superintendencia de Industria y Comercio anunció que abrirá investigaciones para garantizar la devolución del dinero y proteger a los consumidores.