En un movimiento que refleja los cambios en el panorama económico global, ocho miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), entre los que se encuentran Arabia Saudí y Rusia, han decidido aumentar la producción de petróleo por segundo mes consecutivo.
Este acuerdo, alcanzado el pasado sábado, busca adaptarse a las nuevas condiciones del mercado global, afectadas principalmente por la guerra comercial desatada por los aranceles impuestos por el presidente de estados Unidos, Donald Trump, y la creciente presión sobre los precios del crudo.
La medida implica un incremento de 411.000 barriles diarios de crudo para el mes de junio, con el objetivo de reducir los precios del petróleo y tratar de regular la producción de los países que han incumplido los compromisos previos de recorte. Este ajuste llega tras un aumento inesperado de 411.000 barriles diarios en mayo, lo que ha llevado el precio del barril de Brent a situarse en US$60, una caída del 17 % desde el inicio del año.
Este pacto refleja un giro en la política seguida por Arabia Saudí en los últimos años, donde la prioridad había sido limitar la producción para elevar los precios por encima de los US$100 por barril.
Recomendado: Precio del petróleo tiene su mayor caída desde agosto de 2022: decisión de la OPEP+ y aranceles de Trump lo debilitan
Sin embargo, los intereses económicos del país han cambiado, con un enfoque creciente hacia la diversificación de su economía y la inversión en energías renovables, buscando reducir su dependencia de los combustibles fósiles.
El acuerdo también marca un cambio respecto a la estrategia acordada en junio del año pasado, cuando los países productores decidieron reducir la producción en cinco millones de barriles diarios. No obstante, en diciembre, se pactó una flexibilización, permitiendo un incremento de 2,2 millones de barriles a partir de abril de 2025.
El reajuste a la producción de crudo no estuvo exento de controversia. Inicialmente, los miembros de la OPEP habían programado una reunión para el lunes 5 de mayo, pero el encuentro se adelantó a este sábado debido a las tensiones dentro del grupo.
Arabia Saudí busca presionar a los países como Kazajistán, Irak y los Emiratos Árabes Unidos, que según el reino saudí no han cumplido con las metas de recorte de producción. Este conflicto interno provocó caídas en el precio del crudo en los mercados internacionales.
En particular, Kazajistán está bajo el foco de atención. El país, que según datos de la OPEP aumentó su producción en 422.000 barriles diarios durante marzo, es señalado por no cumplir con los compromisos adquiridos.
El aumento en la producción de crudo por parte de Kazajistán y otros miembros de la OPEP ha generado una sobreabundancia de petróleo en el mercado, contribuyendo a la caída de los precios.
A pesar de este aumento en la oferta, la OPEP justifica su decisión asegurando que los «fundamentales del mercado» siguen siendo sólidos, reflejados en los niveles bajos de inventarios de petróleo.
Recomendado: OPEP+ ve poco probable ajustar plan actual de producción de petróleo como pidió Trump
De hecho, el cartel ha dejado abierta la posibilidad de revisar o incluso revertir esta estrategia si las condiciones del mercado cambian. Según el comunicado de la organización, esta flexibilidad permitirá al grupo «seguir respaldando el mercado del petróleo».
Este reajuste en la producción también se vincula a los intereses de la administración de Joe Biden. En un contexto de acercamiento con Moscú, Arabia Saudí ha asumido un papel diplomático clave, participando en las conversaciones de paz sobre Ucrania, y Washington está trabajando en una posible reactivación del acuerdo nuclear con Irán, lo que podría reactivar las exportaciones de petróleo de este país.
En última instancia, los niveles de producción han comenzado a superar la demanda global, lo que sigue presionando los precios a la baja. Según estimaciones del banco Citi, el precio del barril de Brent podría estabilizarse en torno a los US$60 en el corto plazo, lo que podría beneficiar tanto a los presupuestos de los países de la OPEP como a los intereses económicos de Estados Unidos.
(Con información de Cinco Días)