La escalada militar entre Israel e Irán cumple cinco días consecutivos, mientras Estados Unidos intenta abrir una puerta para la negociación y evitar un conflicto aún mayor en Medio Oriente.
Según información de Reuters, el presidente Donald Trump expresó su deseo de un “fin real” a la disputa nuclear con Irán y dejó abierta la posibilidad de enviar a altos funcionarios estadounidenses para dialogar directamente con la República Islámica.
Desde Washington, Trump confirmó que podría designar al enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, o al vicepresidente JD Vance para entablar conversaciones con Teherán.
Sin embargo, advirtió que Israel no frenará sus ofensivas contra objetivos iraníes en el corto plazo. “Lo descubrirán en los próximos dos días. Nadie ha reducido el ritmo hasta ahora”, afirmó el mandatario tras participar en la cumbre del Grupo de los Siete en Canadá.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, lanzó un duro mensaje hacia el ayatolá Ali Khamenei, líder supremo de Irán, advirtiendo que podría correr la misma suerte que Saddam Hussein, el exdictador iraquí derrocado por una invasión estadounidense y ejecutado tras un juicio.
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“Le advierto que deje de cometer crímenes de guerra y de lanzar misiles contra civiles israelíes”, declaró Katz ante oficiales militares.
Mientras tanto, de acuerdo con información de Reuters, la Guardia Revolucionaria de Irán anunció una nueva serie de ataques con misiles y drones contra Israel, en respuesta a la ofensiva aérea israelí, que ha afectado la cúpula militar iraní y a científicos nucleares clave.
Según informes estatales, en la madrugada del martes se registraron explosiones y fuego antiaéreo en la capital iraní, Teherán, así como en Natanz, uno de los principales centros nucleares del país.
El conflicto también ha causado víctimas civiles. En la ciudad iraní de Kashan, tres personas fallecieron y cuatro resultaron heridas en un ataque atribuido a Israel, mientras que en la provincia occidental de Lorestán, al menos 21 personas murieron, según autoridades locales, que atribuyen gran parte de la violencia a acciones de infiltrados.
La confrontación ha generado alarma en los mercados petroleros globales. Dos petroleros colisionaron y se incendiaron cerca del estratégico Estrecho de Ormuz, una ruta crucial por la que transita cerca del 20 % del consumo mundial de petróleo. Aunque no hubo heridos ni derrames, el incidente se produce en medio de crecientes interferencias electrónicas vinculadas al conflicto.
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En la cumbre del G7, los líderes mundiales pidieron una desescalada urgente y condenaron la inestabilidad generada por Irán, insistiendo en que el país no debe poseer armas nucleares, a la vez que reafirmaron el derecho de Israel a defenderse.
Trump, que abandonó la cumbre antes de su finalización para regresar a Washington, negó que su viaje estuviera relacionado con negociaciones de alto el fuego, desmintiendo declaraciones del presidente francés Emmanuel Macron. “Es mucho más importante que eso”, señaló en su red social Truth Social.
En medio de esta situación, Estados Unidos mantiene firme su postura: Irán no puede desarrollar armas nucleares, y la presión internacional para controlar su programa atómico continúa siendo un pilar central en la política estadounidense hacia la región.