La final anticipada del US Open entre Novak Djokovic y Carlos Alcaraz no solo ha paralizado el mundo del tenis, sino que también ha redefinido el mercado de boletería para un evento deportivo. Los datos recientes revelan que este enfrentamiento ha batido récords históricos, con precios que superan cualquier registro previo en el torneo.
La entrada más barata para presenciar este duelo generacional se cotizó en US$1.011, una cifra que comprueba la magnitud de la demanda en el US Open. En contraste, los asientos más codiciados, situados a pie de cancha, han alcanzado la asombrosa cifra de US$26.700. Este rango de precios no tiene precedentes y refleja la inmensa expectación por ver a estos dos ‘titanes’ del tenis mundial frente a frente.
El valor promedio de las entradas para este partido se estableció en US$1.100, consolidándose como el precio de apertura más alto jamás registrado para una sesión en la historia del US Open. Este fenómeno económico es un claro indicativo del poder de convocatoria de ambos jugadores. Djokovic, una leyenda viva con 23 Grand Slams, y Alcaraz, la nueva estrella que ya ostenta un título de Wimbledon y el número uno del ranking, han creado una atmósfera que trasciende el juego.
La disparidad en la demanda es evidente al comparar los precios con la otra semifinal masculina. Las boletas para el duelo entre Jannik Sinner y Félix Auger-Aliassime se ofrecieron desde US$300, una diferencia de más de US$700 respecto al partido estelar. Esta brecha económica no solo evidencia el interés mediático y el poder de convocatoria de Djokovic y Alcaraz, sino que también sirve como barómetro del poder adquisitivo de los aficionados dispuestos a ver a las máximas figuras.
La escalada de precios, impulsada por la reventa y la demanda insaciable, convirtió este partido en un evento de élite, cuyo acceso está reservado para quienes pudieron pagar cifras históricas.
La boletas del Us Open: ¿Una burbuja de precios o una nueva realidad?
La semifinal entre Djokovic y Alcaraz es la demostración de una nueva realidad en el tenis. Antes del choque, en los primeros días del torneo, la entrada más barata para ver a un jugador de menor ranking se encontraba por debajo de los US$100. Sin embargo, a medida que la expectativa por el duelo entre las estrellas creció, los precios se dispararon, impulsados por la oferta y la demanda.
Los datos de la consultora de mercado de entradas StubHub muestran que la venta de boletas para este partido en particular superó en un 40 % la de cualquier otro partido del torneo. Este fenómeno plantea un debate sobre si la economía del tenis está experimentando una burbuja de precios o si, por el contrario, estamos ante un nuevo modelo de negocio donde el valor de un evento se define por el poder mediático de sus protagonistas.
Para contextualizar la magnitud de los precios, cabe comparar que la entrada más exclusiva para ver a Djokovic y Alcaraz, valorada en casi US$27.000, es comparable al costo de un carro nuevo de gama media en algunos mercados.
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Por ejemplo, en Estados Unidos, el precio promedio de un vehículo nuevo se sitúa en torno a los US$47.000, mientras que un modelo compacto o un SUV de entrada puede rondar los US$25.000. Es decir, presenciar una semifinal de tenis en un asiento premium tiene un valor similar al de adquirir un Kia Forte, un Hyundai Kona o un Honda Civic base.