Just Imagine: Libros en Tela, una opción didáctica para los niños

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Hace cinco años, Vanessa Saad y su esposo, Juan Vélez, una pareja de Barranquilla, Colombia, le apostó a la elaboración de libros didácticos para los niños, buscando complementar las terapias ocupacionales de su hijo y, además, un ingreso fijo, pues ambos estaban desempleados. Así fue como nació Just Imagine: Libros en Tela. 

Comenzamos a tener terapias ocupacionales con mi hijo, que tenía que cuatro años, por temas de atención y tolerancia a la frustración, y coincidió con un momento de incapacidad de dos meses donde yo tuve una crisis de ansiedad y depresión. Los doctores me decían que hiciera lo que a mí gustaba hacer como terapia”, comienza relatando Saad en diálogo con Valora Analitik. Lea más en la sección emprendedores y emprendimientos.

En ese momento, comenta, quería complementar las terapias de su hijo en casa y empezó a buscar alternativas, así fue como conoció los quiet books, también conocidos como libros sensoriales.

Este tipo de libros suelen ser fabricados en fieltro, combinado con otros materiales como velcro, lana, botones, entre otros, y traen actividades en su interior. La complejidad de las actividades avanza según la edad del menor. 

Lo que hice fue hacerle uno a mi hijo de acuerdo con lo que yo creía que necesitábamos y era básicamente cómo entretenerlo en momentos de espera, cómo fomentar esa tolerancia a la frustración y exponer las situaciones en las que él se va a sentir retado. A la vez buscaba acompañarlo para que no se sintiera así y ahí comienzo yo a fabricarle”, explica.

Luego de fabricar el libro de tela para su hijo, les fabricó otros a varias amigas para sus hijos y comenzó a hacer más libros para regalar cuando invitaban a su hijo a fiestas. 

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Para ese entonces Vanessa y su familia vivían en Villavicencio, pero al cabo del tiempo se mudaron a la capital colombiana, Bogotá.

“Yo decidí retirarme de la empresa en la que estaba y me quería devolver a Bogotá. Nos devolvimos y 15 días antes de devolvernos echaron a mi esposo de la empresa donde trabajaba. Nos quedamos los dos sin empleo y dijimos: “bueno, vámonos con los ahorros que tengamos y arrancamos con esta idea, pero como idea de, esto va a ser una empresa, no va a ser nuestro negocito, nada chiquito, sino nuestra empresa“, subraya Saad. 

Su negocio ha crecido en los últimos cinco años a tal nivel que ya no es Vanessa quien los fabrica, empaca, almacena y despacha. Esas labores ya fueron tercerizadas. 

Además de ofrecer un producto que ayuda a fomentar habilidades de autonomía, de independencia, de motricidad fina, de concentración o de superar retos cognitivos, nosotros queríamos complementarlo con historias. A partir del 2018 cambiamos el diseño del libro”, dice.

Antes era el libro en tela de algodón con piezas y actividades, pero la pareja de emprendedores decidió producir su propio diseño, incluyéndole historias. 

Las historias las hicimos nosotros, son muy sencillas y buscan el tema de seguir instrucciones: enseñarles a los niños que hay que cumplir unos pasos para llegar hasta el final. Las páginas tienen instrucciones y tienen una historia corta donde prevalece la imagen”, indica la cofundadora de Just Imagine.

Saad explica que los primeros libros que elaboraron eran hechos en algodón y se podían lavar, sin embargo, al migrar a la impresión digital, buscaron telas en las que la tinta no se pudiera borrar tan rápido y que fueran seguros para el uso de bebés y niños.

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“Encontré un proveedor en Colombia que produce la tela. El proceso de producción de la tela de ellos está avalado por la certificación Icontec 100, lo que garantiza que la producción y el resultado del producto es apto para consumo humano, o sea que puede entrar en contacto con la piel, los ojos, la boca o las manos. Esto garantiza que las mamás puedan permitir que sus niños se lleven a la boca el producto”, señala. 

Además, en el proceso de fabricación, una vez los libros son tinturados, llevan encima una capa que es repelente al líquido. Lo anterior permite que el libro no se ensucie tan rápido y que su secado no tarde. 

Al principio todo lo hacía Vanessa: “El volumen era te compro uno, fabrico uno, lo hago y ya. Después nos dimos cuenta de que teníamos que tener stock porque las mamás quieren el regalo para ayer. Así empezamos a tener stock de 12 al mes y nos dimos cuenta que no todo lo podía hacer sola. Así empezamos a buscar satélites”, dice. 

Primero se unieron con la Corporación Mundial de la Mujer (CMM), una corporación que ayuda a mujeres de escasos recursos o en situación de vulnerabilidad. Ahí Vanessa Saad empezó a trabajar con una costurera que tenía su propia máquina de coser plana y tercerizó una parte del trabajo. 

En 2021, en el marco de unas convocatorias en las que participaron varias ONGs para proveer a los niños migrantes y de escasos recursos de libros, le pidieron un volumen de libros que le implicó buscar un taller más robusto. “Me pidieron 4.000 libros y mi taller no daba abasto para producirlos. Entonces lo que hicimos fue buscar un taller que ya tiene toda la infraestructura y el conocimiento, y trabajamos con ellos”, destaca.

Explica que desde el día uno Just Imagine paga impuestos, está registrada ante la Cámara de Comercio de Bogotá y cuenta con toda la documentación que requiere una empresa para operar en Colombia. 

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“Es con un enfoque de seriedad, o sea, sí, somos una empresa que es pequeña todavía, pero que se comporta como una empresa grande. Nosotros tenemos facturación electrónica, rastreo, atención al cliente, etc. Somos serios en los que hacemos porque también somos clientes y sabemos y qué es lo que nos gustaría transmitir”, destaca Saad.

Las redes de Meta, afirma, le han permitido apalancar su negocio, siendo la vitrina de sus productos. Todas las ventas de Just Imagine son online, principalmente Instagram, Facebook, email y WhatsApp. “La atracción de público se hace a través de redes sociales, mientras que en WhatsApp es todo el tema de atención. La transacción se genera en nuestro sitio web”, dice. 

Si mañana Facebook desaparece, me jodí. El producto es muy visual y el público está ahí. Prácticamente nacimos online, seguimos online en pandemia y nos convencimos que seguimos online este año”, advierte. 

Just Imagine en Amazon

Uno de los sueños que tenían Vanessa y Juan era llegar a Amazon para poder distribuir sus productos y abrir nuevas opciones de mercado. Ese sueño se cumplió en el año 2021.

Hubo una convocatoria de Procolombia en la que se inscribieron. Uno de los requisitos era que las empresas tuvieran ya el producto elaborado. “Usamos un análisis de mercado de allá, ver la competencia, analizar el precio de venta, etc. Con esa convocatoria nos ganamos una asesoría desde marzo de 2021 hasta que estuviéramos vendiendo. Mandamos el 15 de octubre y comenzamos a vender como a los 10 días”, anota. 

De hecho, los libros que ofrece Just Imagine cumplen con la normativa de juguetes de Estados Unidos, lo que les permite entrar a Amazon. 

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Yo creo que yo soy la única en Colombia que tiene libros de actividades certificados. Tenemos el certificado de conformidad ante una entidad americana, que es la Sociedad Americana para Pruebas y Materiales (ASTM, por sus siglas en inglés). Para poder entrar al mercado americano y tener negociaciones con distribuidores en Estados Unidos, o en el resto de América, eso es una un plus en la negociación”, destaca la cofundadora de Just Imagine.

Planes para 2022

Entre los planes que tienen para este 2022, Just Imagine invertirá en el rediseño de sus libros. Vanessa Saad explica que ya contrataron una ilustradora gráfica. “Vamos a rediseñar los libros con un estilo diferente para darle más autoridad, más estatus. Los libros van a seguir teniendo el mismo nombre, pero con una imagen más característica de Just Imagine”, concluye.

Valora Analitik y Meta (casa matriz de Facebook, WhatsApp y de Instagram) se aliaron para destacar las historias de emprendedores exitosos en América Latina que, aprovechando las herramientas digitales, crecieron sus negocios, incluso en épocas difíciles como la pandemia.

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