La Dirección de Crédito Público del Ministerio de Hacienda diseñó una estrategia de endeudamiento, concentrada en el corto plazo, que prioriza la reducción de su costo aprovechando las menores tasas, a consta de mayor riesgo de refinanciación, según un análisis del Banco de Bogotá.
La entidad financiera analizó el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) para concluir que el MinHacienda buscaría establecer una reserva estratégica de liquidez, “convencido que parte del elevado costo de financiación del Gobierno se origina de su débil posición de caja”.
En su proyección fiscal, el Gobierno dejó ver que los $38,8 billones (2 % del PIB) que calculan harán falta en el balance de este año serán financiados con un aumento mayor de fuentes por $56,6 billones, lo que implica que se creará una disponibilidad final mayor.
Además, recientemente, el director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, Javier Cuéllar, presentó los detalles de la nueva estrategia, que incluye una reserva estratégica de liquidez.
El MFMP detalla que las mayores fuentes provendrían de la recomposición y aumento de la deuda externa, la emisión de más TES de largo plazo y recursos de corto plazo, a diferencia de lo que se había consignado en el Plan Financiero presentado en febrero de este año.

Al respecto, el Banco de Bogotá calificó como relevantes, novedosos y riesgosos los cambios en las operaciones de tesorería, las cuales han venido ganando relevancia en la financiación del Gobierno y representan este año un poco más del 40 % de las fuentes locales.
Acá se evidencian tres estrategias: la ampliación del monto en circulación de TES de corto plazo (TCO), la financiación con pagarés contra fondos administrados y las nuevas operaciones de liquidez vía repos, simultaneas y créditos de corto plazo.
El MFMP revela una emisión de $17 billones netos de TCO vía subastas y operaciones directas; sin embargo, el informe anticipa que al cierre del año el circulante de TCO sería de cerca de $34 billones, que significaría que solo se utilizó el 60 % del cupo original, frente a un promedio histórico superior al 70 %.
“Las consecuencias para el mercado monetario podrían ser no despreciables, con mayores tasas de interés y potencial participación del Banco de la República con provisión de liquidez temporal y permanente dependiendo de cómo use los recursos el Ministerio de Hacienda”, advirtió la entidad financiera.
El uso de recursos de los fondos administrados en las operaciones de tesorería también se convertiría en una fuente relevante, pues el Gobierno podría disponer de más recursos líquidos de los fondos administrados en el pasado (tipo Fonpet) a cambio de pagarés.
También existen múltiples inquietudes sobre las nuevas fuentes vía repos, simultaneas y préstamos de corto plazo ($41 billones) porque se cree conllevan un acentuado riesgo de refinanciación dada la compleja situación fiscal.

Cambios en otros frentes
Por otra parte, la colocación de TES de largo plazo se amplió de $68,8 billones a $80,8 billones, lo que significa que el monto total de emisiones se mantuvo al alza y aumentó frente al planteamiento original. Sin embargo, el Banco de Bogotá dijo que ve en esta opción riesgos potenciales.
Aunque el monto de subastas pasó de $45 billones a $58 billones, lo que implica que las operaciones se extenderían a septiembre o noviembre, como se redujo el monto de colocación de TES vía entidades públicas, de $17 billones a $15 billones, prácticamente por este mecanismo ya se colocó casi la totalidad de recursos presupuestos.
“Ya en el pasado este tipo de colocaciones suelen ser una estrategia de respaldo que podría aprovechar recursos de las entidades públicas para financiar al Gobierno central. Al final, varias de las entidades públicas que reciben los TES, terminan llevándolos directamente al mercado para recuperar su liquidez”, señaló el informe.
De hecho, dado que las fuentes externas vía multilaterales parecían ser elevadas para lo que Colombia usualmente recibe de este tipo de entidades, se ajustaron de US$4.560 millones a US$2.060 millones. En contraste, la colocación de bonos de deuda externa se amplió de US$3.630 millones a US$6.000 millones.
El Banco de Bogotá señaló que, aunque la decisión es factible, tomar este camino acentúa la exposición de Colombia a los mercados internacionales, en momentos de mayor incertidumbre, sobre todo por el deterioro de la situación fiscal.
El Gobierno también agregó una nueva fuente de financiación externa vía créditos directos y otros mecanismos alternativos por US$1.000 millones, con lo que 2025 y 2026 serían los años con mayor colocación de deuda externa en mercados, con US$7.000 millones y US$6.500 millones, respectivamente, incluso superando al año de la pandemia.
El informe concluyó que, aunque la idea de mejorar la posición de caja es deseable, también le permitiría al Gobierno continuar con su tren de gasto. Además, esa caja adicional, que en parte iría a engrosar la disponibilidad final, bien podría ser usada para financiar más déficit, llevando el desbalance al -7,8 % del PIB.
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