Todo ha cambiado, nada ha cambiado: la evolución de Carulla en 120 años de historia

La historia de Carulla es también la historia del país y que a su vez demuestra que todo ha cambiado, pero nada ha cambiado pues su esencia se mantiene.

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En 1905, cuando Bogotá apenas despuntaba como una ciudad en transformación y el comercio era aún una actividad artesanal y cercana, José Carulla Vidal, un empresario visionario de origen español, decidió fundar una tienda con productos importados de Europa, con el claro propósito de llevar a los bogotanos lo mejor del Viejo Continente. Así nació Carulla, una marca que, con el paso del tiempo, dejaría de ser solo una tienda para convertirse en un ícono nacional, una parte entrañable de la vida cotidiana de millones de colombianos.

Sin embargo, en el marco de su aniversario número 120° en 2025, Carulla ha lanzado una nueva narrativa que sintetiza su historia y su transformación: “120 años Carulla, todo ha cambiado, nada ha cambiado”. Bajo este concepto, la marca invita a los colombianos a reflexionar sobre cómo, a pesar de los avances, las nuevas ciudades, los nuevos formatos, las múltiples ofertas diarias y la expansión en surtido, hay elementos que siguen intactos: el compromiso con la calidad, el servicio cálido y humano y el respeto por la tradición.

Ahora, todo ha cambiado y las promociones están todos los días, los precios son más competitivos, el surtido creció en más de 3.000 referencias y hay productos para todos los gustos y bolsillos. Pero también nada ha cambiado, porque la frescura en frutas, la calidad en carnes, el servicio cálido y experto, la panadería recién horneada y los productos exclusivos siguen siendo los mismos de siempre.

Infografia Carulla

Carulla, una marca centenaria con innovaciones permanentes

La historia de Carulla es también la historia del país y que a su vez demuestra que todo ha cambiado, pero nada ha cambiado pues su esencia se mantiene. En 1907, junto a Francisco Molinos, su socio, José Carulla fundó “El Escudo Catalán”, un almacén que marcó un hito al ofrecer delicatesen y productos exclusivos en una Bogotá aún incipiente. Era un espacio donde la alta sociedad podía acceder a artículos que antes parecían inalcanzables, lo cual convirtió a Carulla en sinónimo de distinción, calidad e innovación desde sus primeros días. La promesa de la marca fue clara desde el inicio: ofrecer siempre lo mejor, sin concesiones.

En 1939, Carulla & Cía. abrió su primera tienda bajo ese nombre en la calle 34 con carrera 13.

Luego, en 1953, Carulla volvió a ser pionera con la apertura del primer supermercado de autoservicio del país en la calle 57, donde los compradores podían recorrer las góndolas y elegir sus productos sin intermediarios. Este nuevo modelo fue tan novedoso que la compañía incluso imprimió manuales de uso para enseñar a los clientes cómo hacer mercado por sí mismos. En ese año, también se introdujo una innovación que cambiaría para siempre la experiencia de compra en Colombia: el carrito de supermercado.

Esta herramienta, hasta entonces desconocida en el país, permitió a los clientes moverse libremente por los pasillos y seleccionar sus productos a su ritmo, marcando el inicio de una nueva era en el comercio minorista nacional.

A lo largo de los años sesenta y setenta, la expansión fue una constante. La empresa llevó su propuesta a nuevas ciudades como Cali y Cartagena, consolidándose como una marca nacional. En 1980, lanzó los primeros almacenes 2×3, ubicados en barrios residenciales como Bella Suiza, que más adelante evolucionarían en lo que hoy conocemos como Carulla Express. Con este nuevo formato, la marca reforzó su promesa de estar cerca de sus clientes, apostando por la proximidad y la conveniencia sin sacrificar la calidad.

Quienes han vivido esta evolución desde adentro destacan el carácter humano de Carulla como uno de sus pilares más sólidos. Marco González ha sido testigo de esta transformación. Ingresó a Carulla en 1980 y, tras 45 años de trayectoria, recuerda con emoción el espíritu humano que ha marcado la empresa. «Tengo guardado mi primer cheque por $6,43. Decidí no cobrarlo, sino guardarlo como un símbolo de mi historia en la compañía», cuenta con una sonrisa. Entre sus recuerdos destaca cómo el entonces presidente de Carulla, Enrique Luque Carulla, recorría los almacenes en Navidad para saludar personalmente a cada empleado. «Yo estaba surtiendo yuca, mis manos llenas de barro. Me dio la mano sin reparo y me deseó felices fiestas. En ese momento entendí que en Carulla el empleado siempre ha sido lo más importante».

Carulla
Con la llegada del siglo XXI, Carulla enfrentó una nueva etapa de consolidación. Foto: cortesía Carulla

Más novedades y crecimiento en el siglo XXI

Con la llegada del siglo XXI, Carulla enfrentó una nueva etapa de consolidación. En el año 2000 se fusionó con Vivero, ampliando su presencia nacional. Más adelante, en 2007, el Grupo Éxito adquirió Carulla-Vivero, integrando su operación sin perder la esencia de la marca. Bajo esta nueva estructura, Carulla continuó afianzando su identidad, apostando por una experiencia de compra basada en la frescura, la calidad y el servicio diferencial. En 2015 celebró la apertura de su tienda número 100 (Isla Natura en Cajicá), y en 2017 lanzó el formato Carulla FreshMarket, pensado para ofrecer una experiencia premium con productos frescos, saludables y diferenciados.

Este enfoque benefició a los consumidores y a los proveedores colombianos. Alberto Henao, fundador de Lok Foods, recuerda que gracias a Carulla pudo escalar su negocio de chocolates, miel y cacao en polvo, pasando de tres a más de once referencias en tienda. Historias como esta demuestran cómo la marca ha sido una aliada estratégica del agro y de los pequeños productores locales, llevando productos del campo colombiano directamente a la mesa de los hogares.

Así, la evolución no se ha detenido. En 2024, la llegada de Grupo Calleja trajo consigo una nueva etapa, con una apuesta decidida por la variedad, el ahorro y la cercanía. Carulla aumentó su surtido en un 40 %, con más de 3.000 nuevas referencias en sus góndolas, ofreciendo así más opciones, más ofertas y más días especiales para que hacer mercado sea no solo más fácil, sino también más económico. La visión es clara: ofrecer la calidad de siempre, pero ahora al alcance de todos.

El aniversario 120° llega con una renovación tangible: 25 tiendas han sido reconvertidas para reforzar su carácter como supermercado de todos los colombianos. Estas remodelaciones contemplan mejoras en secciones clave como carnicería —con mayor espacio, mejor servicio y cortes más diversos—, fruver —con frutas y verduras más frescas—, panadería horneada todos los días, góndolas con productos gourmet, saludables e importados, y soluciones de comidas listas para consumir. Se trata de una evolución en la experiencia de compra que busca combinar lo mejor del pasado con las exigencias del consumidor moderno.

Así lo percibe también María Aurora Vaquero, clienta fiel desde su infancia. “Mi papá decía que la carne se compraba solo en Carulla. Para él no había otro lugar y así se mantiene”, recuerda. Esa tradición ha pasado de generación en generación, porque para muchos, Carulla no es solo un lugar para mercar, sino un símbolo de confianza y cercanía.

Además, la marca ha reafirmado su compromiso con el campo colombiano, apostando por compras locales, relaciones directas con los productores y una cadena de abastecimiento responsable que fortalece la economía del país. Cada tomate, cada arepa, cada chocolate en sus estantes representa una historia compartida entre campo y ciudad.

Con una inversión proyectada de US$100 millones por parte del Grupo Éxito y Carulla en 2025, el futuro es prometedor. La meta es que cada colombiano tenga acceso a un Carulla cercano, accesible y confiable, donde la frescura, la variedad, el servicio y el precio justo estén garantizados.

En un entorno competitivo, la promesa de Carulla sigue siendo la misma de hace 120 años: llevar lo mejor a los hogares colombianos. Todo ha cambiado, sí. Pero, al mismo tiempo, nada ha cambiado. La esencia sigue viva. Carulla sigue siendo ese vecino confiable, el de siempre, ahora más cerca que nunca.