El más reciente Reporte Global de Gas Natural, publicado por la Unión Internacional de Gas (IGU), reveló que la demanda mundial de este recurso alcanzó en 2024 un total de 4.122 Bcm (miles de millones de metros cúbicos), lo que significó un aumento del 1,9 % frente al año anterior.
El crecimiento estuvo acompañado de un incremento de 65 Bcm en la producción global y de una expansión del comercio internacional de Gas Natural Licuado (GNL), que llegó a 555 Bcm.
El informe señala que 2024 representó un punto de inflexión hacia una mayor estabilidad en los mercados energéticos, luego de varios años marcados por la volatilidad y riesgos para la seguridad de suministro en distintas regiones del mundo.
El contexto colombiano del gas natural
En el caso de Colombia, la demanda de gas natural en 2024 fue de 12 Bcm, mientras que la producción alcanzó los 10 Bcm.
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Estas cifras reflejan el papel relevante que el recurso juega dentro de la matriz energética nacional, tanto para el consumo interno como para garantizar la seguridad del sistema en momentos de variabilidad climática o presión sobre las fuentes renovables.
Luz Stella Murgas, presidenta de Naturgas y coordinadora para América Latina y el Caribe de la IGU, destacó que la prioridad de la región, y en particular del país, es producir energía confiable, competitiva y sostenible.
“En la región y en Colombia, el gas natural es la fuente que garantiza que la transición energética avance sin poner en riesgo la seguridad del suministro, y, al mismo tiempo, es determinante para reducir la pobreza energética. Tenemos la oportunidad de atraer inversión en infraestructura y tecnologías bajas en carbono que hagan del gas natural el motor de la transición energética”, señaló.
También, el documento advierte que la demanda mundial de energía continuará en ascenso hacia 2030, impulsada por el consumo eléctrico en mercados como China e India y por la mayor presión en Norteamérica.
A ello se suma el crecimiento acelerado de los centros de datos y el uso de equipos de refrigeración y aire acondicionado en medio de olas de calor más frecuentes e intensas, lo que podría llevar a que la demanda global incluso supere las proyecciones actuales.
Si bien las energías renovables como la solar y la eólica ganan cada vez más protagonismo, el gas natural se mantiene como un respaldo flexible y confiable.
El informe resalta que su capacidad de entrar en operación de forma inmediata frente a caídas en la generación renovable lo convierte en un estabilizador esencial para las redes eléctricas, especialmente durante sequías, olas de calor o fenómenos extremos que afectan la disponibilidad de energías limpias.
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Desafíos de inversión y seguridad de suministro
El reporte también subraya que la creciente complejidad de los sistemas eléctricos y la presión de la demanda hacen urgente acelerar las inversiones en infraestructura, suministro y almacenamiento de gas natural y GNL.
Aunque hacia 2030 se proyecta la construcción de cerca de 270 Bcm en capacidad de licuefacción, factores como la volatilidad geopolítica, los cuellos de botella regulatorios y los retrasos en proyectos podrían generar tensiones en la oferta de corto plazo.
El mensaje final del informe es claro: “Más renovables exige más gas natural”.
La IGU concluye que este recurso, por sus características de bajas emisiones, será clave no solo para acelerar la transición energética, sino también para contribuir a la descarbonización de la economía y a la reducción de la pobreza energética en países como Colombia.