La empresa Interconexión Eléctrica (ISA) presentó sus resultados correspondientes al cierre del tercer trimestre de 2025, destacando una caída en sus utilidades netas.
Según el informe, en los primeros nueve meses del año, la utilidad neta alcanzó los $1,9 billones, lo que representa una disminución del 17 % frente a los $2,2 billones registrados en el mismo periodo de 2024.
Entre julio y septiembre, la utilidad neta fue de $700.000 millones, un 21 % menos en comparación con los $891.000 millones del tercer trimestre del año anterior.
La compañía explicó que esta variación no responde a un deterioro en su desempeño operativo, sino a factores puntuales. Entre ellos se destacan la actualización metodológica del componente financiero de la Red Básica del Sistema Existente (RBSE) y la provisión de cartera relacionada con la empresa Air-e.
En el ámbito financiero, ISA reportó un Ebitda acumulado de $6,6 billones durante el 2025, cifra inferior en un 13 % respecto a los $7,5 billones alcanzados en el mismo periodo de 2024. En el tercer trimestre, este indicador se ubicó en $2,5 billones, lo que refleja una reducción del 18 % frente a los $3 billones del año anterior.

En cuanto a inversiones, la ejecución durante el tercer trimestre ascendió a $1,7 billones, en línea con la estrategia de largo plazo ISA2040, orientada a fortalecer el liderazgo de la empresa en infraestructura eléctrica, vial y digital en la región. Las inversiones acumuladas a septiembre alcanzaron los $4,4 billones, lo que equivale a un incremento del 38 % respecto al mismo periodo de 2024, cuando se registraron $3,2 billones.
ISA precisó que, al excluir los efectos extraordinarios, su operación mantiene un comportamiento favorable, impulsado por la entrada en funcionamiento de nuevos proyectos y una mayor rentabilidad en las actividades de construcción. En este contexto, el retorno sobre el patrimonio (ROAE) se situó en 13,7 %, reflejando la solidez del negocio principal y la eficiencia en la gestión de activos.
Por último, la compañía informó que su deuda financiera consolidada cerró el trimestre en $34 billones, lo que representa una disminución del 1,5 % frente al cierre de 2024. Este resultado se atribuye a los movimientos netos derivados del efecto de conversión de moneda, las amortizaciones programadas y los nuevos desembolsos asociados al plan de inversiones.
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