Durante los últimos dos años, se ha abordado en la agenda mediática la falta de gas en Colombia, el aumento de tarifas y las implicaciones que este déficit tiene para otros sectores de la cadena energética, así como la compra del energético en el exterior para abastecer el mercado interno. Sin embargo, esta caída de las reservas no es un fenómeno reciente de 2023 o 2024, sino que viene ocurriendo desde hace más de una década.
Las reservas de gas del país disminuyeron 56,6 % en diez años, lo que aumentó la urgencia de desarrollar nuevos proyectos exploratorios. Es decir, dado que estos energéticos se encuentran en el subsuelo, es necesario avanzar con iniciativas que permitan explorar las zonas donde hay gas y petróleo para posteriormente explotarlos. Una situación que, según las cifras, no tuvo el avance necesario.
A esto se suma que, en lo corrido de 2025, la producción de gas en Colombia cayó 15,8 % frente a 2024. Bancolombia señaló que los niveles promedio se ubican en 795 gigapies cúbicos diarios, la cifra más baja de la última década.
Este panorama obligó al mercado colombiano a incrementar la compra de gas en el exterior. El energético importado representa 18,4 % del suministro en 2025, lo que evidencia una creciente dependencia de fuentes externas. A su vez, esto aumenta la exposición a la volatilidad de los precios internacionales, un factor que termina presionando al alza las tarifas internas.
El gas no es solo el energético con el que 11 millones de hogares, especialmente los más vulnerables, cocinan sus alimentos; también es un pilar para la economía al abastecer la industria, el transporte y la generación eléctrica.
Bancolombia destacó que su disponibilidad garantiza estabilidad en los precios y continuidad en la operación de sectores como la petroquímica, el cemento y la siderurgia, fortaleciendo la competitividad industrial. Otro punto que subrayó es que contribuye a reducir la dependencia de energéticos más costosos y contaminantes.
El banco también señaló que, para mitigar el riesgo en el corto plazo, es necesario aumentar las importaciones a través de plantas de regasificación y flexibilizar las modalidades de contratación. Es decir, se deben poner en marcha instalaciones que permitan traer el gas en estado líquido, transportarlo desde otros países y devolverlo a su estado gaseoso para abastecer la demanda interna.
En cuanto a la flexibilización de la contratación, la Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas) recordó que desde el 1 de diciembre de 2024 se empezó a importar gas para atender la demanda de pequeños comercios y hogares. Por ello, afirmó que es necesario implementar mecanismos regulatorios acordes con las nuevas condiciones del mercado, es decir, con una industria que ya depende más del gas importado.

La Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) indicó que se implementarán esquemas que permitan contratar gas importado a largo plazo, hasta tres años, en lugar de plazos mensuales, con el fin de estabilizar los precios.
Sin embargo, Bancolombia insistió en que es necesario acelerar el desarrollo de proyectos gasíferos en tierra y en el mar. A largo plazo, indicó que Colombia necesita integrar todo el sistema energético con las energías renovables, fortalecer la infraestructura industrial e implementar una política energética estable que garantice la prestación de los servicios y atraiga inversión.
Más cifras sobre la caída de las reservas probadas de gas en Colombia
Las reservas probadas de gas disminuyeron 13 % en 2024, pasando de 2.373 gigapies cúbicos en 2023 a 2.064 gigapies cúbicos, según Bancolombia.
El banco agregó que esta caída redujo la relación reservas-producción de 6,1 años a 5,9 años. Esto significa que, si no se hallan nuevas reservas, Colombia solo tendría gas suficiente para menos de seis años.
¿La entrada de Sirius significa la recuperación del autoabastecimiento de gas en Colombia?
Sirius es un yacimiento ubicado en aguas profundas del mar Caribe. El proyecto será operado por Ecopetrol y Petrobras, y según ambas compañías, constituye el hallazgo más importante en tres décadas. Su capacidad prevista es de 470 millones de pies cúbicos al día durante 10 años. Es decir, podría cubrir cerca de la mitad de la demanda colombiana para 2030, lapso en el que se proyecta su entrada en operación.
Alcindo Moritz, presidente de Petrobras, señaló que se invertirán US$3.000 millones. Bancolombia mencionó que existen incertidumbres sobre los costos de producción, que estima entre US$9 y US$12,6 por millón de unidades térmicas británicas (MBTU).
Aun así, analistas como Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de los Andes, han advertido que, pese a la relevancia del proyecto, no sería suficiente para que Colombia recupere su autonomía total en materia de gas ni para dejar de depender de las importaciones.
Más proyectos de regasificación en Colombia
El principal punto para convertir el gas líquido importado nuevamente en gas y abastecer la demanda interna es SPEC, la Sociedad Portuaria El Cayao, ubicada en Cartagena y filial de Promigas. Sin embargo, tanto Ecopetrol como el Grupo Energía Bogotá (GEB) han anunciado planes para desarrollar nuevas instalaciones que permitan aumentar la capacidad de importación.
Ecopetrol evalúa proyectos en Buenaventura, en la costa Pacífica, y en Coveñas, en el Caribe, este último con una capacidad inicial de 110 millones de pies cúbicos diarios en 2027 y potencial de ampliación hasta 400 millones en 2030.
Un tercer proyecto estaría en Ballena, donde GEB, a través de su filial Transportadora de Gas Internacional (TGI), podría inyectar hasta 300 millones de pies cúbicos diarios desde 2027. Las inversiones estimadas son de entre US$120 y US$150 millones. Según Bancolombia, estas infraestructuras fortalecerían la seguridad energética, aunque implican una mayor dependencia de importaciones, mas no un retorno al autoabastecimiento.
Destacado: La CREG adelanta regulaciones para que se contrate gas importado a largo plazo en Colombia
Impacto en las tarifas
La entidad financiera señaló que la tarifa promedio de las cinco principales ciudades del país aumentó 36,4 % en menos cuatro años. Estos incrementos se explican por mayores costos de suministro y transporte, además de las tarifas de comercialización, distribución, tasa de cambio y transporte. El banco proyectó que en 2026 el alza supere el 10 % frente a 2025, teniendo en cuenta que aún falta por negociar 15 % de los volúmenes cuando se expidan los contratos de gas en diciembre.
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