A tres años de haber iniciado la presidencia de Gustavo Petro en Colombia, los principales indicadores económicos dejan ver mejoras en la mayoría de los frentes, excepto en el balance fiscal.
Recomendado: Estudio revela deterioro en imagen del presidente Petro en X durante su tercer año de mandato
El desequilibrio, cada vez mayor, entre ingresos y gastos públicos se ha convertido en el lunar de esta administración, ha generado importantes alertas —el déficit fiscal podría ser este año el más alto de la historia—, ha traído serias consecuencias —como rebajas en las calificaciones soberanas— y podría dejar a la próxima administración de manos atadas —la suspensión de la Regla Fiscal se extenderá hasta 2027—.
Otros indicadores dan cuenta de mejoras en reducción de pobreza, generación de empleo y crecimiento económico, aunque todos están acompañados por un asterisco que ha llevado a los expertos a restarle méritos a la actual administración.
«El manejo y los resultados económicos son algunos de los aspectos más relevantes a la hora de evaluar a un dirigente y su equipo, no solo por el debate que suscita entre los expertos, sino también de cara al electorado», destacó el centro de estudios económicos ANIF en su comentario semanal.
Lo bueno
El Producto Interno Bruto (PIB) ha exhibido este año una expansión superior a la proyectada por el mercado, tras dos años creciendo tímidamente. Solo el primer trimestre de 2025 creció un 2,7 % y se espera que el segundo trimestre muestre una dinámica similar. Esto ha llevado a los analistas, incluso a los del Banco de la República, a ajustar al alza sus estimaciones de crecimiento para todo 2025 cada vez más cerca del 3 % —cifra no vista desde 2022—.
Después de seis años con tasas de desempleo de dos dígitos, Colombia lleva cuatro meses con una desocupación por debajo del 10 %, desde marzo de 2025, y viene registrando variaciones que están en línea con cifras de hace ocho años, según en DANE. En junio, por ejemplo, fue del 8,6 %, la más baja en la historia reciente.
La inflación ha mantenido una senda descendente sostenida desde marzo de 2023 —después de haber alcanzado un pico del 13,3 %— y aunque la velocidad de su reducción se ha moderado e incluso ha dejado ver leves incrementos —como en abril de 2025—, la tendencia actual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se extendería por lo menos hasta 2026, según las previsiones de los expertos, cuando podría ubicarse dentro del rango meta del banco central (2-4 %).
En su informe anual más reciente, el DANE destacó una reducción en la pobreza monetaria del 34,6% en 2023 al 31,8% en 2024, luego de que más de 1,2 millones de personas salieran de esta condición. De hecho, se vienen reportando disminuciones sostenidas desde 2020, tras el pico de la pandemia, aunque las cifras actuales son incluso menores a las de 2018, cuando llegaron a su mínimo.
Lo malo
Las mejoras en algunos indicadores incluyen un asterisco que impide que el país hable de mejoras tangibles: aunque la economía crece lo hace menos que sus pares en la región, la inflación se mantiene por encima del promedio de las naciones más grandes de América Latina (4,8 % vs 3,4 %), por lo menos la mitad de los nuevos empleos corresponden al trabajo por cuenta propia —en su mayoría informales— y las estadísticas de pobreza monetaria revelaron que los subsidios no contribuyeron en su reducción.
Además, los analistas han insistido en que no todos los resultados se pueden atribuir al Gobierno, pues el crecimiento económico también es producto del esfuerzo del sector privado, de sus inversiones, apuestas y proyecciones, no solo producto de políticas públicas.
Por esto, ANIF resaltó en su análisis que evaluar una administración en materia económica es una tarea difícil, debido a que «cualquier Gobierno está expuesto a choques, en especial externos, que pueden cambiar o modificar sus planes económicos, para bien o para mal, dependiendo de su naturaleza».
El centro de estudios económicos también argumentó que las acciones de política toman tiempo en surtir efecto, de tal suerte que las decisiones de un gobierno pueden afectar a los siguientes.
Lo feo
En materia de déficit fiscal el balance del Gobierno Petro es preocupante. Colombia es el país de la muestra con los mayores desbalances fiscales, y de hecho, frente a las expectativas para cierre de 2025, se aleja del resto.
Según cifras oficiales, Colombia tendría un déficit de 7,1% del PIB a cierre de 2025, muy superior al déficit de 1,8% en Chile, 2,2% en Perú, y 3,9% en México. En esta dimensión, la administración Petro sale mal calificada, al punto que podríamos decir que este es el gran lunar de su Gobierno.
Estos desbalances fiscales se han traducido en un significativo aumento de la deuda pública de Colombia. De acuerdo con proyecciones de diferentes analistas, Colombia cerraría este año con una deuda pública de 62,2% del PIB, 6 puntos porcentuales por encima de los niveles de 2024. Chile, por su parte, tendría un nivel
de 41,9%, 3 puntos porcentuales de aumento para el mismo periodo; Perú 33,2%, con un incremento de 0,8 puntos porcentuales; y México 53,2%, con un aumento similar al de Colombia de 6 puntos.
Por esta misma razón no sorprende que la prima de riesgo de Colombia, medida con base en el EMBI2, es ahora la más alta de los cuatro. Con datos a finales de julio, Colombia tiene una prima de 309 puntos básicos, frente a 265 de México, 142 en Perú y 109 en Chile. Primas de riesgo más altas aumentan las tasas de interés de mediano y largo plazo, incrementan el costo de capital y desincentivan la inversión.