La investigación ‘Colombia: cambio de rumbo’ revela que el país cuenta con vastos recursos hídricos pero que esa riqueza no llega a todos los colombianos.
El país es uno de los nueve territorios del mundo con mayores recursos de agua, pero que un tercio de su población urbana está afectado por el estrés hídrico. “A raíz del cambio climático y el crecimiento demográfico, la disponibilidad de agua ha venido disminuyendo durante las últimas dos décadas”, indica el documento del Banco Mundial.
Desde sequías extremas hasta inundaciones graves, Colombia ya está presentando síntomas de inseguridad hídrica en todo su territorio, que reflejan sus problemas de “exceso, escasez y contaminación” del agua.
En un nuevo informe titulado Cambiar el rumbo: mejorar la seguridad hídrica para propiciar la recuperación y el crecimiento sostenible de Colombia, se analizaron medidas para mitigar los impactos negativos de estas crisis vinculadas al agua y se recomiendan inversiones prioritarias para mejorar el desempeño del sector del agua y catalizar su potencial para impulsar el crecimiento y la recuperación después de la Covid-19.
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En Colombia, donde la tasa de desplazamiento interno es una de las más altas del mundo, la incertidumbre pluvial y el aumento de la contaminación del agua están acelerando los desplazamientos, lo que plantea dificultades al gobierno al momento de elaborar planes de desarrollo territorial y políticas inclusivas en las zonas rurales.
Aunque el país ha adoptado medidas fundamentales para mejorar el marco institucional del agua, el sector aún está regido por numerosos intereses, leyes y fuentes de financiamiento contrapuestos, que separan el diseño, la implementación y el seguimiento de las políticas y las inversiones.
Todavía persisten deficiencias considerables en los servicios de agua: la cobertura del abastecimiento de agua gestionado de manera segura llegó al 73% a nivel nacional (el 40% en las zonas rurales) y la cobertura del saneamiento gestionado de manera segura a tan solo el 17%.
El estudio revela que para la etapa posterior a la covid-19, Colombia ha elaborado un plan de recuperación que incluye cuatro pilares: creación de empleo, crecimiento verde, orientación del apoyo a las personas pobres y vulnerables y énfasis en las zonas rurales, la paz y la seguridad.
Las inversiones correctas en seguridad hídrica conllevarán la creación de empleo, un equilibrio entre la infraestructura verde y la infraestructura gris, y el mejoramiento de las condiciones de salud para las personas pobres y vulnerables.
La incorporación de estas inversiones en el desarrollo territorial reducirá la migración a las ciudades, así como el número de personas que se desplazan dentro del país, y promoverá la paz y la seguridad, señalan los expertos en el informe.