Las cláusulas de rescisión son un mecanismo legal que permite a un jugador o a un club terminar unilateralmente un contrato antes de su vencimiento, a cambio del pago de una cantidad de dinero preestablecida. Este concepto, si bien existe globalmente, tiene su máximo exponente y protagonismo en ligas como la española, donde su existencia es obligatoria por ley laboral para los contratos de deportistas profesionales.
El caso más icónico en la historia del fútbol fue el de Neymar Jr. en 2017. Su traspaso del Barcelona al Paris Saint-Germain no se gestó a través de una negociación entre clubes, sino mediante la activación de su cláusula de rescisión, fijada en 222 millones de euros. El PSG depositó esta suma, y Neymar quedó libre para unirse al club francés, sin que el Barcelona tuviera opción legal de oponerse.
Esta operación no solo rompió todos los récords de fichajes, sino que puso en el centro del debate el poder y el propósito de estas cláusulas.
La función de estas cláusulas es polémica. Por un lado, protegen al club propietario al asegurar una compensación financiera si un activo valioso es tentado por otro equipo. Al establecer un monto estratosférico, se disuade a los posibles interesados o se les obliga a pagar una suma que el club considera justa por la pérdida.
Por otro lado, y aunque parezca contradictorio, ofrecen una vía de salida para el jugador director técnico involucrado. Si un equipo de mayor proyección se interesa por él, la cláusula le da una ruta legal para desvincularse si se cumple la condición económica.
El mecanismo financiero que rompe récords
Las cláusulas de rescisión más altas de la historia se encuentran actualmente en el fútbol español. Jugadores como Gavi del Barcelona o Federico Valverde del Real Madrid tienen cláusulas que alcanzan los 1.000 millones de euros, montos que, en la práctica, los hacen intocables y demuestran el valor de los activos para los clubes.
En el fútbol argentino, un caso notable fue el de Adrián ‘Maravilla’ Martínez de Racing Club, cuya cláusula se fijó en 122 millones de euros, una de las más altas en la historia de la liga. Esta cifra refleja la intención de los clubes de blindar a sus jóvenes talentos ante el interés de gigantes europeos.
Curiosamente, aunque el propósito es evitar la negociación, a menudo se realizan acuerdos «por debajo de la mesa» entre los clubes para estructurar el pago de la cláusula y evitar la formalidad legal.
Este mecanismo también contrasta significativamente con el de otras ligas importantes. En la Premier League y la Bundesliga, por ejemplo, las cláusulas de rescisión no son obligatorias. Los contratos pueden incluir excepciones que se activan bajo condiciones específicas, como el descenso del equipo.
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Sin embargo, en la mayoría de los casos, los traspasos se basan en una negociación directa entre los clubes. En Colombia, como en la mayoría de las ligas europeas no españolas, el mecanismo de cláusula de rescisión unilateral no es común.
Por ejemplo, el traspaso de Luis Díaz del Liverpool al Bayern Múnich se concretó tras una extensa negociación entre ambos clubes, sin que existiera una cláusula de rescisión que obligara al Porto a venderlo, lo que resalta aún más la singularidad del modelo español.