El codirector del Banco de la República, José Antonio Ocampo, publicó un documento en el cual realiza un estudio sobre los 75 años desde que se creó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los 50 años de la incorporación en el Convenio Constitutivo del FMI de los Derechos Especiales de Giro (DEG), el activo de reserva que emite dicho organismo.
Para Ocampo, la transformación de los DEG en una verdadera moneda mundial traería múltiples beneficios para la economía y el sistema monetario internacional.
“Aunque la emisión del DEG por parte del FMI tiene similitudes con la manera como los bancos centrales nacionales crean dinero, los DEG solo cumplen parcialmente las funciones de una moneda. Son, sin duda, un activo de reserva y, por lo tanto, un depósito de valor. Son también la unidad de cuenta del FMI. Pero solo se usan como medio de pago en las transacciones entre bancos centrales y con unos pocos organismos internacionales”, explicó Ocampo.
El codirector añade que los DEG podrían convertirse en el principal instrumento para financiar los programas de crédito del FMI.
“La mejor alternativa es convertir al FMI en una institución que opera exclusivamente con su propia moneda, de carácter mundial. Una alternativa simple es considerar a los DEG que se han asignado a los países, pero estos mantienen como reservas, como depósitos en el fondo, que este organismo utiliza para financiar sus programas de crédito. Esto requeriría un cambio en el Convenio Constitutivo, porque los DEG no se contabilizan hoy en las cuentas ordinarias del FMI”, dice el codirector.
Ocampo finaliza diciendo que el uso más activo de los DEG también permitiría que el sistema monetario internacional sea más independiente de la política monetaria de los Estados Unidos.
“Uno de los problemas del sistema monetario actual es precisamente que los objetivos de política monetaria de los Estados Unidos, el principal emisor de divisas, no son siempre consistentes con la estabilidad del sistema monetario internacional”, concluyó.