La periodista María Jimena Duzán ha hecho pública una carta dirigida al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la que sugiere que todos sus actos de gobierno podrían estar profundamente influenciados por una posible adicción.
En su carta, Duzán plantea la posibilidad de que el presidente esté enfrentando un problema de adicción. Afirma que los adictos, sin darse cuenta, tienden a construir un mundo ficticio que los lleva a negar su condición, los obliga a mentir y los hace mantener un patrón de conducta que implica retrasos, desapariciones repentinas y un comportamiento errático.
Horas después, el presidente salió a desmentir la posible adicción que la periodista había mencionado, escribiendo en sus redes sociales: «La única adicción que tengo es al café por las mañanas».
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La respuesta de Carolina Corcho a la carta de Duzán
Ante esta controversia, la exministra de Salud, Carolina Corcho, quien es médica y psiquiatra y formó parte del gabinete ministerial de Gustavo Petro, se pronunció sobre la posible adicción.
“Querida María Jimena, creo que soy la médica psiquiatra que he estado más cerca del presidente en los últimos tiempos, he trabajado con él, he interactuado con su entorno cercano, he estado cerca de su ejercicio político desde hace 20 años, y puedo decirte que su conducta no corresponde a un trastorno adictivo”, afirmó la exministra.
La ministra le explicó a la periodista que, de haber advertido algo de ese calibre, tendría la confianza necesaria para abordarlo en privado. Además, resaltó que el problema de la carta radica en que podría dar lugar a la estigmatización y etiquetación del presidente, lo cual, en un contexto mediático y fuera de una relación médico-paciente, podría causar daño a la figura presidencial y a la institucionalidad que representa.
Carolina Corcho enfatizó que es legítimo estar en desacuerdo con la forma en que el presidente gobierna o con sus políticas públicas, pero insinuar o atribuir trastornos mentales cruza un límite que resulta irresponsable, y genera inestabilidad política.
“Insinuar o atribuir esto a un trastorno mental es un límite que resulta irresponsable, generador de desconfianza e inestabilidad política”, escribió Corcho.
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