La economía europea esquivó la recesión en 2023, gracias a un buen comportamiento del mercado laboral y de los precios de la energía en los últimos meses. Así lo señaló este lunes la Comisión Europea (CE) al presentar los nuevos pronósticos de este año para la zona común.
Así las cosas, se espera un crecimiento de 0,9 % del PIB para este año en la eurozona, una mejora de seis décimas frente a la proyección anterior. Mientras, al segmentar solo en la Unión Europea, el pronóstico es del 0,8 %.
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“Ambas áreas están en línea con esquivar por poco la recesión técnica que fue anticipada para este año”, señaló el boletín de prensa.
Por otro lado, la inflación en la eurozona sería del 5,6 %, también una mejora frente al 6,1 % esperado previamente. En la Unión Europea el pronóstico es de 6,4 % frente al 7,1 % de hace unos meses.
Estas nuevas previsiones se basan en “desarrollos favorables” que ha tenido la economía tras las estimaciones previas.
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“La continua diversificación de fuentes de suministro, así como una caída en el consumo ha llevado a los niveles de reserva de gas por encima del promedio de la temporada anterior. Así como los precios también han caído a niveles previos a la guerra”, explicó el documento.
Además, “el mercado laboral de la Unión Europea se ha mantenido fuerte, con la tasa de desempleo en 6,1 % para el final de 2022, su nivel más bajo de la historia”.
Al mismo tiempo de esta previsión, los líderes de política monetaria del bloque creen que los riesgos para 2023 están “más balanceados” que antes.
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“La demanda doméstica puede crecer aún más de lo proyectado si las recientes caídas de los precios del gas se trasladan de forma más fuerte hacia el consumidor y el consumo se vuelve más resiliente”, prevé el documento.
No obstante, un revés podría ocurrir en caso de continuar las tensiones geopolíticas.
La demanda externa, prevén, puede volverse “aún más robusta” siguiendo con la reapertura de China, que en el peor de los casos, podría ser un combustible a la inflación global.