En 2022, Ecopetrol registró buenas utilidades en sus refinerías; sin embargo, hasta 2025 no se han vuelto a ver cifras similares. Este comportamiento obedece a la volatilidad del mercado internacional, más no a un retroceso en la operación de las refinerías.
Según lo expresó Iván Arroyave, banquero de inversión y analista del sector energético, en 2022 se vivió un ciclo internacional atípico en los márgenes de refinación. Tras la pandemia por Covid-19 y la guerra en Ucrania, hubo escasez de diésel y gasolina, combustibles derivados del petróleo, lo que hizo que los precios de los refinados se dispararan ese año.
“Ecopetrol aprovechó ese entorno excepcional. El segmento de refinación alcanzó un margen bruto cercano a US$21 por barril, el mejor registro de su historia, con altas tasas de utilización en Cartagena y Barrancabermeja. Pero ese pico era coyuntural”, aseguró.
A esto se suma que, con el tiempo, Asia y Medio Oriente aumentaron su capacidad de refinación, lo que incrementó la oferta global y normalizó los precios internacionales. De acuerdo con los reportes financieros del tercer trimestre de 2025, los márgenes de refinación en Ecopetrol, compañía presidida por Ricardo Roa, oscilan entre US$9 y US$12 por barril, cifras inferiores a las de 2022 e incluso a las de 2023.
Frente a este panorama, Julio César Vera, presidente de XUA Energy, señaló que también influyeron la caída de los precios del petróleo y de sus derivados, junto con la revaluación del tipo de cambio, factores que han deteriorado los márgenes de refinación.

Importación de gasolina y diésel
Para Arroyave, el hecho de que Colombia importe gasolina o diésel no significa que las refinerías estén funcionando mal, sino que esto responde al declive y cambio en la calidad del crudo nacional.
Muchos campos petroleros en Colombia están en declive, y el crudo que se extrae no es el ideal para producir grandes volúmenes de diésel y gasolina de alta calidad, salvo que se hagan inversiones mayores para aumentar la eficiencia en ese proceso. A esto se suma que la demanda vehicular creció, mientras que la capacidad para producir combustibles más limpios que la gasolina y diésel no ha crecido al mismo ritmo, lo que obliga a cubrir parte del consumo con importaciones.
“Cuando los márgenes internacionales son estrechos o se requieren mantenimientos mayores en las refinerías, es más eficiente importar parte del combustible que forzar al sistema doméstico”, explicó Arroyave.
Por su parte, Vera indicó que la capacidad de refinación para gasolina no es suficiente para abastecer toda la demanda. Por eso es que se importa 48 % del consumo de gasolina, añadió. Agregó que para el Jet A-1 se prevé un crecimiento importante de la demanda en los próximos cinco años, impulsado por la expansión aérea. Esto haría que Colombia también se convierta en importador de este combustible para aviones.

¿Qué sucederá con los combustibles?
“La demanda continuará creciendo en Colombia, según los diferentes escenarios energéticos. En el escenario medio de la UPME (Unidad de Planeación Minero-Energética), se proyecta que la gasolina corriente llegue a entre 105.000 y 127.000 barriles diarios entre 2035 y 2040, mientras que la oferta local se mantendría estable en 90.000 barriles diarios”, expresó Vera.
Para el diésel, se esperan importaciones de entre 26.000 y 43.000 barriles diarios entre 2035 y 2040, con una oferta local de 155.000 barriles por día. En Jet A-1, las compras externas se ubicarían entre 26.000 y 42.000 barriles diarios en el mismo periodo, determinó el analista.
De esta forma, Colombia seguirá siendo un importador de combustibles hasta 2040, con una capacidad de refinación cercana a 430.000 barriles diarios y una demanda al alza.
Arroyave concluyó que Colombia no importará más combustibles “simplemente por hacerlo”, sino porque las reservas actuales no alcanzan para sostener la producción local. Concluyó que, pese a la transición energética, la gasolina y el diésel seguirán teniendo una demanda sólida en el mercado.




