El campo Gibraltar, operado por Ecopetrol en el departamento de Norte de Santander (Colombia), se encuentra en una situación crítica que amenaza con restar protagonismo a uno de los activos más importantes para la seguridad energética de Colombia.
Aunque este yacimiento tiene un alto potencial para incrementar la producción de gas natural, y así reducir la dependencia de las importaciones, enfrenta serios problemas técnicos y sociales que han ralentizado su desarrollo.
Así lo advirtió la presidenta de Naturgas, Luz Stella Murgas, quien explicó que la estabilidad de Gibraltar es clave para enfrentar el déficit de gas que atraviesa el país, pero que hoy el campo no logra desplegar toda su capacidad.
Gibraltar, una esperanza que enfrenta tropiezos
De acuerdo con Murgas, Gibraltar representa una apuesta estratégica porque permitiría sumar volúmenes adicionales de gas a la oferta nacional, siempre y cuando se desarrollen proyectos de infraestructura para tratar el gas en superficie.
“El campo tiene un potencial que sería fundamental para disminuir la cantidad de gas importado que el país se verá obligado a traer en los próximos años”, afirmó la experta.
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Sin embargo, esa expectativa contrasta con una realidad complicada.
Desde hace varios años, el campo ha estado sometido a bloqueos sociales protagonizados por la comunidad indígena u’wa, que se opone a ciertas actividades extractivas en la zona.
Estas tensiones han provocado suspensiones periódicas de operaciones, retrasando proyectos de ampliación que buscaban aprovechar el potencial del yacimiento.
Problemas técnicos: el agua desplaza al gas
A la conflictividad social se suma un problema técnico que hoy compromete directamente la producción.
En varios de sus pozos, Gibraltar comenzó a producir más agua que gas, un fenómeno que ocurre cuando la presión y las condiciones del subsuelo permiten el ingreso de agua desde capas más profundas, a más de 2.000 metros bajo tierra.
“El operador está invirtiendo recursos para controlar la entrada de agua en los pozos. Esto ha reducido la producción, pero se están adelantando pruebas para tratar de recuperar los niveles previos”, explicó la presidenta de Naturgas.
Y es que, en la industria del petróleo y gas, cuando la producción de agua supera la capacidad de tratamiento en superficie, el pozo puede volverse inviable desde el punto de vista económico.
No obstante, Murgas señaló que aún no es momento de declarar una pérdida definitiva. “Todo dependerá del resultado de las pruebas. Habrá que esperar lo que determine Ecopetrol, que es quien opera el campo”, puntualizó.
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La situación de Gibraltar recuerda lo ocurrido con la canadiense Canacol Energy, cuya producción declinó de manera acelerada tras enfrentar dificultades técnicas también por la entrada de agua a sus pozos al norte de Colombia.
En ese caso, la estrategia de la gasífera fue perforar nuevos pozos exploratorios en la misma área, en busca de otros reservorios de gas.
En Gibraltar podría darse un camino similar si las pruebas actuales no logran restablecer la producción. “Cuando un pozo empieza a producir más agua que gas y el tratamiento no alcanza, puede dejar de producir. En esos casos, lo que se hace es perforar pozos exploratorios cercanos para buscar nuevos prospectos”, explicó Murgas.
Entre la urgencia y la incertidumbre
La situación de Gibraltar refleja las tensiones de la política energética colombiana: mientras las reservas de gas natural caen y las importaciones encarecen las tarifas, los proyectos nacionales enfrentan tanto retos técnicos complejos como conflictos sociales prolongados.
Por ahora, el campo se encuentra en una etapa de pruebas que definirá si es posible recuperar los niveles de producción.
Si los resultados son positivos, Ecopetrol deberá evaluar inversiones adicionales para ampliar su capacidad. De lo contrario, el país podría perder una de sus principales cartas para reducir la dependencia del gas importado.
“Gibraltar tiene un potencial que necesitamos aprovechar. Lo que está en juego es la seguridad energética de 36 millones de colombianos que dependen del gas para sus hogares, la industria y el transporte”, concluyó Murgas.
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Hay que decir que el Campo Gibraltar de Ecopetrol está ubicado en Toledo (Norte de Santander) que abastece a los departamentos: Santander, Norte de Santander y la refinería de Barrancabermeja, despachando 38 millones de pies cúbicos diarios de gas.
Como se ha explicado anteriormente, la planta Gibraltar ha sido escenario de tomas por parte de comunidades indígenas y ha sufrido apagados debido a bloqueos o atentados contra la infraestructura energética, lo que afecta el suministro de gas en la región. Por esa razón, el futuro de Gibraltar tiene un impacto directo sobre la economía del país.
Cabe recordar que Colombia ha pasado de importar el 4 % de su demanda de gas en 2024 a 17 % en lo corrido de 2025, y las proyecciones del gestor del mercado señalan que esa cifra llegará al 20 % en 2026, pudiendo superar el 50 % hacia 2029.
Este panorama incrementa las tarifas para los hogares, la industria y el transporte, ya que el gas importado es más caro por los procesos de licuefacción, transporte en buques y regasificación en los puertos colombianos.
De ahí la importancia de recuperar y ampliar la producción en campos como Gibraltar, tal y como lo esperan los expertos.