La inflación subyacente —el indicador clave que vigila la Reserva Federal (FED) para evaluar la tendencia real de los precios— registró un aumento anual del 2,8 % en septiembre, según los datos actualizados y divulgados este 5 de diciembre por el Bureau of Economic Analysis (BEA).
Aunque el reporte corresponde a cifras rezagadas por revisiones técnicas en la serie del gasto en consumo personal (PCE), el resultado fue inferior a las expectativas de los analistas, reforzando el argumento de que las presiones inflacionarias continúan moderándose en Estados Unidos.
Este indicador, conocido como PCE subyacente, excluye componentes volátiles como alimentos y energía, y es el principal termómetro que utiliza la Fed para definir la trayectoria de las tasas de interés.
El dato de 2,8 % interanual sorprendió a los mercados, que proyectaban un nivel más cercano al 2,9 %-3,0 %, según CNBC. En términos mensuales, el PCE subyacente aumentó 0,2 %, en línea con la tendencia de los últimos meses.
La lectura consolida la percepción de que la inflación continúa acercándose de manera progresiva a la meta de 2 %, aunque Jerome Powell, presidente de la FED, ha insistido en que la autoridad monetaria necesita ver “más evidencia” antes de considerar recortes de tasas.
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¿Qué hay detrás del descenso en la inflación subyacente?
De acuerdo con el BEA, el alivio en el PCE subyacente se explica por menores incrementos en los precios de servicios —especialmente vivienda, salud y transporte— y una moderación adicional en bienes durables, afectados aún por la normalización de las cadenas globales de suministro.
Reuters agrega que el avance menor al esperado fortalece el escenario de que la Fed podría mantener una postura menos agresiva, consolidando expectativas de posibles recortes de tasas a mediados de 2026, si los próximos reportes confirman la tendencia.
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