La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, compartió la nueva política monetaria para la Unión Europea y la eurozona con los presidentes de los bancos centrales que integran el grupo de los 27, quienes ratificaron su alineación con la meta de inflación del 2 % trazada por el emisor.
Hasta hace unas semanas, el objetivo del BCE era que ese indicador se ubicará “por debajo, pero cerca del 2 %”, un objetivo que no se había alcanzado en los anteriores reportes del índice de precios al consumidor (IPC).
“Es 2 % y es simple. Es sólido porque nos da espacio para maniobrar nuestra política monetaria, es una medida bien aceptada de la estabilidad de precios en todo el mundo y limita el costo de bienestar de una inflación demasiado alta”, apuntó Lagarde.
A pesar de que la meta es clara, el BCE no descarta que se registren desviaciones en la inflación, sobre todo en un escenario en el que la recuperación de la comunidad aún es desigual entre los estados miembros y el factor del Covid-19 sigue siendo motivo de incertidumbre; eso sí: con la confianza que ha dado a la economía el avance en la vacunación.
La presidenta del emisor consideró que la revisión de la estrategia no fue una decisión al azar, sino el reconocimiento de que “desde 2003, el mundo había cambiado mucho: la tasa de interés natural y la tasa de equilibrio había bajado. Muchos factores estaban teniendo un impacto que probablemente no fue tan fuerte en 2003, y menos en 1999, cuando se lanzó el euro”.
Christine Lagarde apunta que el cambio climático es una de sus principales preocupaciones, motivo por el que insertó ese concepto al a política monetaria de la Unión Europea y la eurozona. En su agenda también está revisar el costo de la vivienda para los ciudadanos europeos.
—