Estos son los principales apartes de la entrevista realizada al ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla:
«Si en la reforma entra la idea expresada por el presidente Duque de bajar más impuestos a las empresas, ¿qué alternativa utilizará para compensar el recaudo?
Le voy a contar un secreto: las empresas no pagan impuestos. Las empresas sirven como instrumento de la Dian para recolectar unos impuestos que pagan las personas.
Pagan sus dueños, derivando menos utilidades. Pagan sus trabajadores, ganando menos salarios. Pagan sus consumidores, pagando más precio. Pagan sus proveedores, recibiendo menores precios. Lo que llamamos el impuesto a las empresas hace que el recaudo sea más simple, lo cual es muy bueno, especialmente en economías atrasadas.
Pero en Colombia, un país de ingreso medio, estamos abusando, y ya es hora de empezar a gravar más a las personas de manera directa y clara y menos a las personas de manera indirecta y confusa como lo hacemos hoy día a través del impuesto empresarial.
El colombiano que gana un poquito más del promedio debería pagar algo.
El Consejo Gremial propuso cobrar impuesto de renta a personas desde $ 1,9 millones de salario. ¿Le suena para incluirlo en la reforma?
1,9 millones de pesos es aproximadamente el ingreso per cápita en el país, es decir, el resultado de dividir todo lo que producimos en un año entre los 45 o 50 millones de colombianos que somos.
La propuesta lo que plantea es que el colombiano que gana un poquito más del promedio debería pagar algo y quienes tienen ingresos inferiores al promedio deberían pagar cero. Me parece una propuesta muy razonable.
Usted fue precursor de la devolución del IVA a los pobres, pero gravando toda la canasta familiar. ¿Va a utilizar esa idea en esta oportunidad?
La propuse en 2006. Nadie me criticó por poner a la gente que no es pobre a pagar IVA por el arroz y la carne que consumen.
De otra parte, la devolución de su plata a la población en estado de pobreza elimina la preocupación obvia por la regresividad y la injusticia social que tiene el hecho de gravar la canasta familiar. Así que la crítica fue más institucional y tecnológica.
Decían que eso no se podía hacer por limitaciones técnicas para identificar la población pobre y para devolverles su plata. Yo no estuve de acuerdo entonces y menos estoy de acuerdo ahora, cuando tenemos una sustancial mejora, tanto en el Sisbén como en las tecnologías necesarias para hacerle llegar su dinero a la población más pobre del país.
El monotributo es una gran idea. Hay que hacerlo más operativo
¿Qué le gusta y qué no de lo introducido en las últimas reformas tributarias?
Me gustan muchas cosas que se hicieron buscando hacerles más fácil la vida a quienes se quieren formalizar y no lo logran por el enorme costo y complejidad que ello tiene. El monotributo es una gran idea.
Pero no funcionó como se esperaba. ¿Qué le cambiará al monotributo?
Hay que hacerlo más operativo, quizás subiendo de manera importante la facturación aplicable. Sería bueno extender ese tapete rojo de la simplicidad hacia empresas medianas que hoy día sometemos a toda clase de torturas chinas.
El impuesto al consumo de 8 por ciento a restaurantes es una gran idea que ha dado resultados muy positivos, y demuestra que en el sector, que es muy naranja, mucha gente quiere entrar a una relación más formal y más amable con el Estado y que no se trata de gente de mala fe como a veces presumían algunos.
Para la reforma pensional, ¿cuáles de las propuestas planteadas hasta ahora por centros de pensamiento le parecen viables?
Todas las que he visto, Anif, Asofondos, BID, Fedesarrollo (nótese que las mencioné en orden alfabético), tienen mejoras sustanciales respecto de lo que hay hoy en día. Todas comparten la preocupación por el tema más difícil, que es la necesidad de ampliar drásticamente la cobertura. Todas buscan eliminar, respetuosos de los derechos adquiridos, la regresividad tan salvaje de los subsidios pensionales en Colombia.
Pero es necesario escoger para construir la reforma…
Qué afortunados somos en Colombia de poder contar con todo un espectro de alternativas concretas para solucionar un problema tan hondo. Todas me parecen viables en lo financiero, la viabilidad política de solucionar el problema es responsabilidad del Gobierno, el Congreso y la Corte.
¿El proyecto de presupuesto 2019 que ya radicó el Gobierno por $259 billones se ajusta a las expectativas financieras que tiene para cumplir sus metas?
Quiero empezar por decirle que el ministro Cárdenas dio la instrucción de que la dirección de presupuesto le dedicara las horas que fueran necesarias al equipo económico entrante, que atendiera todas nuestras inquietudes, y le cuento además que el doctor Fernando Jiménez (director de presupuesto) y su equipo así lo hicieron, con entusiasmo, paciencia y gran profesionalismo. Mis agradecimientos muy sinceros.
Ahora bien, la verdad es que en el proyecto actual el flujo de inversión cae muy fuertemente, varios programas de inversión que están en curso van desfinanciados y no hay ni cinco centavos para los programas propuestos por el presidente Duque. El debate apenas arranca.
(Con información de El Tiempo)