La Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) reveló un informe en el cual asegura que después de casi dos décadas de fuerte crecimiento anual, las energías renovables en todo el mundo agregaron tanta capacidad neta en 2018 como lo hicieron en 2017.
“Esto es un aplanamiento inesperado de las tendencias de crecimiento que genera preocupación sobre el cumplimiento de los objetivos climáticos a largo plazo”, dice el texto.
Según el IEA, el año pasado fue la primera vez desde 2001 que el crecimiento en la capacidad de energía renovable no creció año tras año. La capacidad neta de energía solar fotovoltaica, eólica, hidroeléctrica, bioenergética y otras fuentes de energía renovables aumentó en aproximadamente 180 gigawatts (GW) en 2018, igual que el año anterior. Eso es solo alrededor del 60% de las adiciones netas necesarias cada año para cumplir con los objetivos climáticos a largo plazo.
El documento sostiene que las energías renovables tienen un papel importante que desempeñar en la reducción de las emisiones globales. Las adiciones de capacidad renovable deben crecer en más de 300 GW en promedio cada año entre 2018 y 2030 para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Pero el análisis de la IEA muestra que el mundo no está haciendo lo suficiente. El año pasado, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía aumentaron un 1,7% a un máximo histórico de 33 gigatoneladas. A pesar de un crecimiento del 7% en la generación de electricidad de energías renovables, las emisiones del sector eléctrico aumentaron a niveles récord.
La expansión de la capacidad renovable se aceleró en muchas economías emergentes y países en desarrollo en Medio Oriente, África del Norte y partes de Asia, liderada por la energía eólica y solar fotovoltaica como resultado de la rápida disminución de los costos.
El análisis de la entidad finaliza afirmando que los gobiernos pueden acelerar el crecimiento de las energías renovables abordando las incertidumbres de las políticas y asegurando la integración rentable de los sistemas eólicos y solares. “La reducción de los riesgos que afectan la inversión en energía limpia en los países en desarrollo, especialmente en África, también será fundamental”.