La UEFA ha autorizado de manera «excepcional» el traslado del partido de LaLiga española entre Villarreal y Barcelona a Miami, Estados Unidos. La decisión, adoptada por el Comité Ejecutivo del ente rector del fútbol europeo, no solo dio ‘luz verde’ para el duelo entre españoles, sino también el Milán vs. Como de la Serie A italiana para que se lleve a cabo en Australia.
El factor determinante para esta decisión ha sido la falta de claridad en el marco regulatorio de la FIFA, que se encuentra en revisión. La UEFA, a través de su presidente Aleksander Ceferin, insistió en que los partidos de liga «deberían jugarse en casa», pero admitió que el contexto normativo de la FIFA limitaba su margen de maniobra legal para denegar las solicitudes.
La motivación detrás de esta histórica decisión es netamente económica: un partido de LaLiga en Miami puede generar hasta 50 millones de euros en ingresos directos, una cifra que contrasta drásticamente con los aproximadamente 5 millones que se obtendrían al jugarlo en el estadio de La Cerámica del Villarreal.
Este incremento de diez veces en la generación de ingresos destaca por qué LaLiga, que ya obtiene más de la mitad de sus ingresos de derechos internacionales, considera crucial este paso. La estrategia busca monetizar un mercado en auge, con más de 60 millones de hispanos en Estados Unidos con alto poder adquisitivo y un horario favorable para las retransmisiones en el continente.
¿Por qué los grandes eventos de fútbol se están trasladando a Estados Unidos?
La expansión internacional es una necesidad financiera para LaLiga. La competición española registró ingresos récord de 5.049 millones de euros en la temporada 2023/2024.
Sin embargo, en un contexto donde las ligas buscan atajar la fuga de talento a la Premier League y la liga saudí, maximizar el ingreso fuera de las fronteras se vuelve imperativo. La NFL y la NBA, competiciones estadounidenses, ya han celebrado partidos en Europa y México con éxito, consolidando mercados.
Cada club participante (en este caso Villarreal y Barcelona) podría recibir una cifra estimada de 5 a 6 millones de euros por el encuentro en Miami, según reportes de prensa, más allá de los ingresos generados por la propia liga. Este incentivo económico directo es el motor que impulsa a los equipos a aceptar la pérdida de la localía.
Mientras el Villarreal deberá compensar a sus abonados con la devolución del 20 % del precio de su abono por perderse el 5 % de los partidos de liga en casa, el Barcelona se beneficia al jugar en un territorio donde su marca es predominante, mitigando la desventaja de ser «visitante» en La Cerámica.
Este factor, de ventaja deportiva indirecta para el club con mayor masa social en el extranjero, ha provocado la fuerte resistencia del Real Madrid y de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), quienes argumentan que se rompe la reciprocidad territorial.
El precedente y las ligas nacionales en el extranjero
El permiso concedido al Villarreal-Barcelona y al Milán-Como (que se jugará en Perth, Australia, a principios de febrero de 2026) establece un precedente peligroso para el fútbol continental, según la propia UEFA, que se ha comprometido a trabajar con la FIFA en un reglamento futuro «más estricto».
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Este panorama de “deslocalización” ya tiene antecedentes en copas nacionales, aunque no de liga. La Supercopa de España y la de Francia se han disputado en países como Arabia Saudita, Estados Unidos, o Qatar en años recientes. La Supercopa de Italia, por ejemplo, se seguirá jugando en Arabia Saudita hasta 2029.