Hay que impedir que crisis de empleo se convierta en una social, según la Ocde

La tasa de desempleo de la Ocde se redujo a 8,4 % en mayo de 2020, después de que en abril se registrara un aumento sin precedentes de 3,0 puntos porcentuales, a 8,5 %, la mayor tasa de desempleo en diez años.

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La pandemia del coronavirus se está convirtiendo en una crisis de empleo mucho más grave que la de 2008, según lo detalló un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), donde se destaca que los más afectados son las mujeres, jóvenes y trabajadores con ingresos bajos.

La tasa de desempleo de la Ocde se redujo a 8,4 % en mayo de 2020, después de que en abril se registrara un aumento sin precedentes de 3,0 puntos porcentuales, a 8,5 %, la mayor tasa de desempleo en diez años. Para febrero de 2020 se ubicaba en 5,2 %.

La cantidad de desempleados en la zona de la Ocde sumó 54,5 millones en mayo. La falta de variación entre abril y mayo es resultado de tendencias contrastantes. Por una parte, en Estados Unidos, al comenzar a reabrirse la economía, muchos trabajadores suspendidos reiniciaron labores, aunque a la vez otros despidos temporales se convertían en permanentes. Por otra parte, en muchos otros países el desempleo va en aumento o corre el riesgo de arraigarse.

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De acuerdo con las Perspectivas del Empleo 2020 (Oecd Employment Outlook 2020), incluso en el escenario más optimista de la evolución de la pandemia, la tasa de desempleo en toda la Ocde podría llegar a 9,4 % en el cuarto trimestre de 2020, cifra que excede todos los picos desde la Gran Depresión.

Se proyecta que en 2020 el empleo promedio será de 4,1 % a 5 % menor que en 2019. Se espera que la proporción de personas empleadas se mantenga por debajo de los niveles previos a la crisis incluso hasta finales de 2021.

Según la entidad, el apoyo público inicial fue insólito en términos de magnitud y alcance, sobre todo con el aumento de programas de retención de empleos que permiten a los empleadores recortar las horas que sus empleados trabajan normalmente y al mismo tiempo recibir apoyo financiero por esas horas no trabajadas.

En los países de la Ocde con información disponible, el total de horas trabajadas se desplomó, bajando diez veces más rápido en los primeros tres meses de la crisis actual que en los primeros tres meses de la crisis financiera mundial de 2008.

En declaraciones previas a una mesa redonda ministerial virtual sobre inclusión y empleo para la recuperación, presidida por el ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones de España José Luis Escrivá, el Secretario General de la Ocde, Angel Gurría, indicó que “a partir de la rápida y decisiva respuesta inicial a la crisis del Covid-19, ahora los países deberán hacer todo lo posible por evitar que esta crisis del empleo se transforme en una crisis social a gran escala”.

Y añadió que “es preciso que las políticas macroeconómicas sigan siendo solidarias a lo largo de la crisis para minimizar el riesgo de afrontar una recesión prolongada y una generación perdida de jóvenes cuyas perspectivas laborales resulten lesionadas de manera duradera. Mientras tanto, la reconstrucción de un mercado laboral mejor y más resiliente implica una inversión esencial en el futuro de las nuevas generaciones”.

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Entre tanto, el informe destacó que las personas con ingresos bajos son quienes pagan el precio más alto. Durante el confinamiento, los trabajadores mejor pagados tenían en promedio 50 % más probabilidades de trabajar desde casa que aquellos con sueldos menores. Al mismo tiempo, los trabajadores con ingresos bajos tenían dos veces más probabilidades de dejar de laborar por completo, en comparación con sus pares con mayores ingresos.

Asimismo, las mujeres han resultado ser las más perjudicadas, a diferencia de los hombres, ya que muchas de ellas trabajan en los sectores más afectados y en grado desproporcionado tienen empleos precarios.

Los trabajadores autónomos y aquellos con contratos temporales o de tiempo parcial se vieron particularmente expuestos a pérdidas de empleo y de ingresos.

Mientras que los jóvenes egresados de las escuelas o universidades tendrán más dificultades para encontrar empleo y corren el riesgo de sufrir daños de largo plazo en su potencial de ingresos, relató el documento de la Ocde.

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