Crisis energética en Europa: estas son las lecciones para Colombia

Nicolás González Casares, diputado del Parlamento Europeo, hizo un resumen sobre la crisis energética por la que atraviesa la Unión Europea.

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Con la crisis energética en Europa, el precio del gas natural se ha disparado en Europa debido a los recortes aplicados por Rusia al suministro hacia el viejo continente, a raíz del conflicto bélico que el gigante europeo tiene con Ucrania y los constantes roces con Estados Unidos y la Unión Europea.

Al respeto, los analistas aseguran que este invierno (el de 2022) podría escalar hasta los 400 euros por megavatio-hora (MWh), aumentando aún más la crisis.

A septiembre de 2022, aproximadamente, el precio de los futuros de gas natural en Europa se había trepado hasta un 342,96 %, según El Economista. Y, como se explicó anteriormente, esto es causado por los recortes de Rusia al suministro del energético hacia la Zona Euro.

Además de una crisis energética que ha azotado al continente desde el año pasado (2021), con la suma de factores como la pandemia, la crisis logística, entre otros.

En la #SemanaDelGas de Valora Analitik, Nicolás González Casares, diputado del Parlamento Europeo (de la Unión Europea), entregó un resumen de la situación y crisis energética de Europa que se viene desarrollando varios meses atrás en esa parte del mundo. ¿Cuáles son los detalles?

Valora Analitik: ¿Qué es lo que, exactamente, está ocurriendo en Europa en la actualidad en materia energética?

Nicolás González Casares: Realmente estamos teniendo una crisis energética. Sobre todo, una crisis de precios, también de posibilidades de suministro -aunque, en estos momentos, parece que los suministros están bien garantizados, por lo menos para este invierno-.

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La postpandemia influyó en un aumento de la demanda, pero también -en buena medida- por la invasión brutal de Ucrania por parte de Rusia.

En ese momento decidimos que Rusia no está utilizando la energía solo como un elemento para hacer dinero, sino que está utilizándola como un arma contra Europa, lo que ha permitido que deje de ser un proveedor fiable para nosotros.

La guerra no es simplemente la invasión de Ucrania, es un ataque a nuestro modo de vida en Europa, a la democracia libre, es algo que no le gusta a (Vladimir) Putin -lo sabemos porque lo ha expresado en multitud de ocasiones-.

Por lo tanto, creíamos que no podíamos ser condescendientes con esa invasión y que había que hacerle frente y unidos.

Esto trae consigo una derivada: éramos muy dependientes de los combustibles fósiles rusos. El 40 % del gas que importaba y consumía Europa era de Rusia.

Por consiguiente, al ir prescindiendo de ese gas, pues teníamos de dificultades para para los suministros.

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Valora Analitik: ¿Qué decidieron hacer entonces?

Nicolás González Casares: Este hecho fue una situación primero voluntaria: decidimos que en dos tercios de un año debíamos prescindir del gas ruso.

Y hemos conseguido hacerlo fácilmente porque hemos ahorrado, hemos buscado en otros sitios, pero también porque se nos ha cortado el suministro en buena medida. Por eso la meta se ha ido cumpliendo con la búsqueda de soluciones, pero también de manera forzada.

Todo esto da lugar, también, a inseguridad de suministro y a un aumento de precios, porque cuando tu proveedor más habitual te daba suficiente volumen y a buen precio, ahora tienes que buscarlo en otros mercados, pues, evidentemente, los precios suben y eso genera una inflación elevada.

Además de graves problemas, porque las economías, cuando la inflación sube, les genera problemáticas: alzas en los alimentos, energía, y así muchos otros elementos de la cesta de la compra. Y esa es la situación.

Sin embargo, ahora un poco más relajada, ya que se han tomado algunas medidas que han funcionado como: una obligación del depósito llenado de cada país de, al menos, 90 % para el 31 de octubre -o sea, eso se ha cumplido-.

Al cumplirse esto, pero también al coincidir con una reducción del consumo -porque se han puesto medidas obligatorias para la reducción de consumo de energía- con un invierno suave: hizo que los precios del gas hayan caído bruscamente.

Pero esta es una situación que creemos es coyuntural: que con la vuelta de la primavera y volver a llenar otra vez -y con cierto frío-, al volver bien todos los depósitos, pues va a crecer el precio de nuevo.

De manera que hay que seguir avanzando en reformas y en buscar fuentes de suministro. Además de buscar otras fuentes energéticas renovables en función de más en energías renovable en dos aspectos: eólica, solar, pero también biomasa o biogás, que son elementos que contribuyen a descarbonizar la economía.

Valora Analitik: Aunque es difícil fijarlo, ¿tienen un estimado de hasta cuándo podría llegar la crisis?

Nicolás González Casares: Es una cuestión de plazos; es decir, yo creo que esta crisis energética en Europa, derivada de la restricción del suministro de gas, -independiente de lo que dure la guerra- nos va a seguir acompañando por lo menos otro invierno más.

Porque, aunque acabara la guerra, para nosotros Rusia no va a ser un suministrador fiable.

Debemos avanzar en renovables, pero también debemos hacer algunos deberes en casa: nuestro sistema eléctrico tiene unas reglas de mercado que dictan que la última tecnología en entrar en el mix es la que marca el precio: por lo tanto, la máscara que se necesita suele ser la que marca el precio.

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Al aumentar tanto los precios del gas, Putin consigue un doble objetivo: hacer caja con su gas, pero al mismo tiempo aumentaba en Europa -es decir, nos hacía daño-, porque conocía las reglas del precio de la energía y sabía que la electricidad iba a incrementarse si subía el precio del gas.

Esto hay que reformarlo: hay que desacoplar los precios de electricidad de los precios de gas.

Debemos hacer esto cuanto antes para que no repitamos estos picos de precios que hemos vivido en el mercado eléctrico.

España y Portugal consiguieron una situación que se llama: La Excepción Ibérica, que ha sido muy beneficiosa para los consumidores españoles y portugueses reduciendo el precio del megavatio hora 20 %, respecto a lo que sería de no existir. Y marcaron el precio más bajo del megavatio en los últimos meses.

En Europa siempre el precio de España y Portugal está muy por debajo del resto; debemos seguir por ese tipo de soluciones, porque si no volvemos a tener problemas (como actualmente con la crisis energética de Europa).

Hay que hacer también deberes regulatorios en casa, no solo es buscar más energía, aumentar la producción de renovables, sino también mejorar nuestros propios sistemas de regulación.

Valora Analitik: ¿Han evaluado o siguen en marcha contratos de exploración y producción de gas natural en la Unión Europea?

Nicolás González Casares: Noruega tiene mucho gas y en el Reino Unido sigue habiendo gas en el Mar del Norte. En Rumanía hay algo de gas.

Por ejemplo, en Holanda hay muchísimo gas, una bolsa muy importante, pero que no está explotada porque da movimientos sísmicos, entonces la población se siente insegura cada vez que se explota.

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No tenemos muchas posibilidades de aumentar la producción de gas, si Europa depende del gas o del petróleo; es decir, de los combustibles fósiles en gran medida, sería dependiendo de la importación.

Por lo tanto, cuanto más lo reducimos, más bajamos nuestra independencia exterior y más aumentamos nuestra autonomía estratégica y eso es algo muy importante.

Yo creo que el gas seguirá con nosotros, pero a medida que introduzcamos fuentes renovables, trataremos de reducir la cantidad de gas que consumimos y es muy importante porque estamos pagando grandísimas sumas al exterior.

Valora Analitik: ¿Cuáles son los países con los que han tenido convenios?

Nicolás González Casares: En buena medida al ir prescindiendo, poco a poco, al gas ruso hay que buscar otras otros proveedores, pero se juntan varios problemas:

Prácticamente, la mayoría de los gasoductos que llegaban al norte y al centro de Europa venían de Rusia -más hacia el norte, como puede ser también Alemania e Italia, que eran muy dependientes de Rusia- tenían que buscar otras formas de conseguir gas.

Y no solo era buscar socios que pudieran vender gas, sino cómo y, por ejemplo, Alemania no tiene ninguna planta de gas natural licuado para recibir gas por barco.

En cambio, España tiene un tercio de todas las posibilidades de gas licuado de la Unión Europea y dos gasoductos con Argelia. Por lo tanto, en esta dinámica (de la crisis energética en Europa), que generó la guerra de déficit de suministro de gas, pues sí que hemos visto que España ha sabido mantener una diversificación de suministro más grande, así como Portugal, que otros países del norte.

Y ahora se ha convertido en un hub de entrada del gas natural licuado.

Foto: Nicolás González Casares, diputado Parlamento Europeo. Tomada de https://multimedia.europarl.europa.eu/

Ha cambiado el panorama y, si antes las importaciones eran mayoritariamente rusas, pues ahora se desplazan más hacia Argelia. También a países como Catar y sin duda Estados Unidos, que está siendo unos grandes proveedores de ese gas natural licuado.

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Valora Analitik: ¿Regresaron a fuentes tradicionales de generación de energía como el carbón?

Nicolás González Casares: La verdad es que a mí esto no me gusta, pero sí que es cierto que si no hay gas tienes que quemar más carbón.

Es una situación coyuntural (crisis energética en Europa), gran parte de los países ya han cerrado las plantas de carbón, o las están cerrando, pero sí es cierto que ha aumentado la quema.

Pero aquí hay que mencionar un aspecto muy peculiar: nosotros tenemos un precio a las emisiones de CO2, cada tonelada paga un precio que se cotiza en el mercado: ahora mismo debe estar en 60 euros y llegó a estar hasta 90 euros.

Es decir que, cuanto más carbón se quema, más se paga por producir CO2.

Por ello, se tiene a autorregularse de alguna manera; es decir, se vuelve a quemar algo más de carbón, pero en cuanto se puede se deja de quemar porque tiene un sobre cuesta añadido de CO2, tener gas es mucho menor.

Desde luego, en España se está quemando ahora muy poquito de carbón, muy poquito, pero se está quedando un poco de lo que se hacía antes.

Aunque en España los planes son que todas las centrales cerrarán en 2025 y algunas ya lo están haciendo por anticipado.

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