Al interior de la montaña: así funciona Hidroituango en 2023

Desde noviembre de 2022 hasta mayo de 2023 las unidades 1 y 2 de Hidroituango han generado 1.637,27 gigavatios de energía por hora (GWh).

Interior de Hidroituango
Interior de Hidroituango. Foto: Valora Analitik
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Omar García tiene frente a él un equipo con cuatro pantallas y una vista que es, cuando menos, impactante. Enclavadas en una montaña en el Noroccidente antioqueño están las primeras 4 -de 8- turbinas de Hidroituango, la hidroeléctrica más grande de Colombia y que, cuando funcione en su totalidad, suplirá alrededor del 16 % de la demanda energética nacional.

En las cuatro pantallas que observa diariamente, Omar está pendiente de nada menos que de 65.000 variables que permiten que las turbinas 1 y 2, que empezaron a funcionar a finales de 2022, operen con normalidad.

Llegar a ese punto no fue fácil. Apenas cinco años y un mes antes, el 12 de mayo de 2018, uno de los túneles de desviación del río Cauca se destaponó. La creciente afectó al poblado de Puerto Valdivia, cercano al proyecto, así como la maquinaria al interior de la hidroeléctrica. Fue tal el daño que llegó a ponerse sobre la mesa que Hidroituango no funcionara.

Sin embargo, el año pasado lo hizo. A finales de noviembre, luego de meses de aplazamientos, las unidades 1 y 2 comenzaron a generar energía. Hasta mayo de 2023, generaron 1.637,27 gigavatios de energía por hora (GWh). Suficiente para suplir la demanda de energía de una ciudad intermedia como Pereira.

En total, la unidad 1 ha operado por 3.603 horas. Y la unidad 2, durante 2.578 horas. Pero que las turbinas ya estén funcionando no significa que no haya inconvenientes en el funcionamiento de Hidroituango.

Embalse de Hidroituango
Embalse de Hidroituango. Foto: Valora Analitik

Ha habido fallas en las unidades de Hidroituango

La hidroeléctrica no es solo esa montaña de 49 metros de alto y varias decenas más de largo. El proyecto de Hidroituango incluye kilómetros de carretera y un campamento para sus empleados en El Valle de Toledo, un corregimiento de Toledo, en el Norte de Antioquia. Entre la cabecera urbana y el corregimiento hay 18 kilómetros.

En un salón, frente a una treintena de periodistas, hablan dos personas. Uno es el ingeniero Bladimir Suárez Agudelo, gerente de Generación de Energía en la Región Cauca. El otro es el ingeniero William Giraldo Jiménez, vicepresidente de Proyectos de Generación de Energía de EPM. Este último está al frente de todo lo que ocurre en Hidroituango.

Suárez comienza a explicar los aspectos técnicos de las dos primeras turbinas. Y un punto capta la atención de los asistentes a esa rueda de prensa del 9 de junio de 2023. Cuenta que desde que empezaron a funcionar, ambas turbinas han tenido varios disparos, aun así, asegura que son normales en las hidroeléctricas cuando arrancan.

Los disparos son momentos, de alrededor de una hora cada uno, en los que las turbinas se desconectan por algún inconveniente. En total suman cerca de 30 horas, en los que se han dejado de generar unos 7GWh.

Esos disparos han ocurrido en 25 ocasiones en las dos unidades en lo que va de este año.

En la unidad 1, los disparos fueron el 6 y el 10 de enero; el 4, el 17, el 19, el 20, el 21 (dos veces), el 22 y el 25 de febrero; el 1, el 23 y el 28 de marzo; el 15, el 20 y el 27 de abril, y el 19 (dos veces) y el 22 de mayo. Y en la 2 fueron el 31 de enero; el 1, el 2 y el 7 de febrero, y el 2 y el 22 de mayo.

Presentación de Hidroituango
Presentación de EPM sobre los disparos de Hidroituango. Foto: Valora Analitik

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“Es como un recién nacido”

“Estamos en etapa de normalización de la hidroeléctrica”, dice Suárez para intentar calmar los ánimos. Sin embargo, las preguntas se mantienen. ¿Esas fallas sí son normales? ¿Ponen en riesgo la capacidad de generación de energía? ¿Las máquinas fueron sometidas a “estrés” para funcionar a tiempo el año pasado? ¿Seguros que son fallas normales?

Ahí, Giraldo entra a dar calma. Y tiene voz de autoridad para hacerlo. Es un ingeniero electricista que hace cerca de 35 años entró a trabajar en EPM, como un ingeniero auxiliar recién graduado hasta convertirse en vicepresidente. Durante la crisis, se convirtió en una cara reconocible, que, más allá de los conflictos políticos, le ponía el tono técnico a la discusión.

Y aunque mantiene el discurso técnico, también lo hace desde el humor, para que sea claro para aquellos que no pasan su día a día entre corrientes de agua y energía.

“Una máquina es un bebé”, explica con cierto tono divertido en su forma de decirlo. “No nace con todas las defensas y a veces hay que llevarlo al hospital, para dejarlo en tiempo de observación. Pasa lo mismo con hidroeléctrico. Hay que pararla o se para sola y se debe revisar el por qué”, señala.

Ahí entran Omar y los otros operarios del Centro de Control de EPM.

En las cuatro pantallas frente a él, Omar revisa las 65.000 variables. “De acá desde la sala realizamos el monitoreo continuo de las dos unidades. Podemos observar variables eléctricas, como la potencia, la tensión y la corriente”.

Puede pasar, entonces, que hay una falla o se prende una alarma de algún error. “Algunas veces se trata de un cable suelto”, apunta Suárez. Cuando una alarma se prende, continúa Omar, se debe ir al sitio “para solucionar el evento en cuestión de minutos”.

Óma García en la sala de control
Omar García desde la sala de control de Hidroituango, donde monitorea el correcto funcionamiento de las unidades 1 y 2 de la hidroeléctrica. Foto: Valora Analitik

“Se analiza qué afectó a la unidad, se soluciona, se espera a que pare la unidad, se buscan condiciones de arranque, se sincroniza hasta que esté en línea con el sistema nacional y nuevamente se sube la carga”, explica el que ha sido su día a día durante los últimos tres meses.

Hidroituango en la montaña

Otro punto clave de Giraldo y de Suárez es las transferencias de energía hechas por la hidroeléctrica. 155 municipios en 6 departamentos se han visto beneficiados por la generación de energía. En total, ha causado $15.217 millones, de los cuales, hasta mayo, ha pagado $5.940 millones.

Además, explican que las turbinas ya tuvieron los primeros mantenimientos, luego de las 1.000 horas y 2.000 horas de operación. La próxima revisión será por las 4.000 horas. Para la unidad 1 está programada para este martes 13 de junio. Y para la 2, iniciará el 25 de julio.

Luego de la explicación, inicia el recorrido de cerca de 30 minutos hasta el centro de esta historia: las unidades de producción de energía de la Hidroeléctrica de Ituango.

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Al llegar, se debe atravesar un túnel que no termina en el otro extremo de la montaña sino en su interior. Se divide en dos zonas. La norte, donde están las turbinas 1 a la 4, y la sur, donde irán las turbinas 5 a 8. La turbina 3 tiene avances del 60 % y la turbina 4 del 80 %. Y falta la construcción de las turbinas 5 a 8. La totalidad del proyecto está lista en un 91,44 %.

Turbinas 1 y 2
Turbinas 1 y 2 de Hidroituango. Foto: Valora Analitik

Al preguntárselo a un vocero, lo explica así: “es que la hidroeléctrica no son solo las turbinas. Y completar ese 9 % que falta, toma mucho más tiempo”.

Sin embargo, y aunque el proyecto incluye el campamento, la carretera con dos túneles, y un embalse de 85 kilómetros, que se extiende hasta Santa Fe de Antioquia, las turbinas son el corazón de Hidroituango. Sin ellas, la producción de esos 2.400GWh que generará para 2027 serían solo un sueño.

La turbina 3 y la 4 están cubiertas por plásticos que no permiten ver la totalidad de la construcción. Sin embargo, la 1 y 2 son un reflejo de lo que serán.

A primera vista, son una estructura de no más de 1,5 metros de metal verde y blanco, aunque se extienden varios metros más hacia abajo. Al abrir una compuerta se puede ver el rotor. Esta gira a 180 revoluciones por minuto, impulsando el agua que, gracias al movimiento, es el que genera la energía. En la actualidad, de los 300 megavatios que puede generar cada una de las turbinas, estas llegan a 278.

Y lo hacen en un momento clave para el país: el temor de lo que pasará con el suministro de energía con la llegada del Fenómeno de El Niño.

Poca preocupación por El Niño

Giraldo se toma con calma el futuro de Hidroituango con El Niño, gracias a que las turbinas no llegan, aún, a su máxima potencia.

El embalse de Hidroituango, además de 85 kilómetros de largo, tiene una profundidad de más de 400 metros. Actualmente, el agua llega a 408 metros sobre el nivel del mar. La meta máxima es llegar a la cota 420. Cuando esto sea así, las turbinas podrán generar los 300 megavatios por hora.

“El río Cauca trae tanta agua que nos permite, como proyecto, garantizar el agua para que las cuatro turbinas generen a final de año 1.200 megavatios de potencia para suplir la demanda del sistema eléctrico nacional”, dice Giraldo. La meta es llegar a los 300 de la 1 y 2 y que la 3 y4 se enciendan, todo esto, antes del 30 de noviembre.

Esto, incluso si El Niño afecta el caudal del Cauca. Para generar los 300 megavatios, cada turbina necesita de unos 170 metros cúbicos por segundo. Es decir, 1200 megavatios requieren de 680 metros cúbicos. El caudal actual es de 1010 metros cúbicos. Y en 30 años de verificación de los datos, el nivel más bajo fue de 300 metros cúbicos.

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Se espera que, durante El Niño, el caudal sea de 550 metros cúbicos. Por debajo del nivel necesario, pero sumando la reserva, da garantías a EPM para que Hidroituango pueda seguir adelante a pesar de la sequía.

Aún falta para que Hidroituango se convierta, en términos prácticos, en la hidroeléctrica que más energía genere en el país. Está pendiente, por ejemplo, que se destapone el túnel derecho y, por supuesto, el montaje de turbinas con elementos que pesan hasta 75 toneladas. También, la construcción de la segunda etapa en su totalidad, que aún está a la espera de la adjudicación del contrato.

No obstante, desde el interior de la montaña es posible ver que Hidroituango está lejos de sus peores días y, cada vez más, se acerca a ser clave para la estabilidad energética de Colombia.

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