El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, Fernando Costa, comunicó que la final de la Copa Sudamericana 2026 se jugaría en Barranquilla, específicamente en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
Este anuncio, aunque pendiente de confirmación oficial por parte de la Conmebol, ha generado una gran expectativa en Colombia, donde la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) confirmó que hay una gestión avanzada para asegurar la sede. Ramón Jesurún, presidente de la FCF, afirmó que las probabilidades son muy altas y que solo falta el último Comité Ejecutivo de la Conmebol para la decisión final.
La elección de Barranquilla como potencial sede no es casualidad. El estadio Metropolitano, actualmente con una capacidad superior a 45.000 espectadores, ya cumple con los requisitos mínimos para albergar una final de esta magnitud, superando los 38.500 del estadio Ramón Aguilera, inicialmente propuesto para 2025.
Una inversión histórica para un evento continental
La posible designación de Barranquilla coincide con un ambicioso proyecto de remodelación del estadio Metropolitano. El alcalde de la ciudad, Alex Char, confirmó que las obras, con una inversión cercana a los $250.000 millones, arrancarán al finalizar la temporada futbolera 2025.
Este plan de modernización incluye la eliminación de la pista atlética, una modificación que busca acercar las graderías al campo de juego para mejorar la experiencia de los aficionados. Además, se rebajará el nivel del césped en 1,8 metros, y se ampliará el aforo a 60.000 espectadores, lo que consolidaría al Metropolitano como el estadio con mayor capacidad en Colombia.
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La inversión para la remodelación del Metropolitano es significativa y demuestra la seriedad con la que Barranquilla se prepara para ser la sede de eventos de talla internacional. La intención de la ciudad, según Alex Char, no se detiene en la Copa Sudamericana; su objetivo es postularse en un futuro para albergar la final de la Copa Libertadores, el torneo más prestigioso del continente.
Este proyecto de modernización lo haría apto para competir por ser sede de partidos de ese nivel, lo que marcaría un hito en la historia del fútbol colombiano.