Luego de vencerse el plazo del Congreso para discutir el proyecto de Presupuesto de 2026, el Gobierno decidirÃa de forma unilateral cuánto dinero necesita el próximo año mediante un decreto máximo el 30 de noviembre.
Sin embargo, sin el debate en el Congreso, el Gobierno no tendrÃa limitaciones para inclinarse por un presupuesto de $557 billones y una reforma tributaria de $26 billones para financiarlo, pues varios senadores y representantes propusieron recortes de entre $6,9 y $39,5 billones.
Esto ha llevado a los expertos a advertir que si el Legislativo no aprueba el proyecto de ley de reforma tributaria habrÃa consecuencias sobre las finanzas públicas y el paÃs vivirÃa un nuevo momento de incertidumbre económica
Un análisis del decano de la Universidad de San Buenaventura, Julio Enrique Duarte, señala que como el 91,4 % del presupuesto ya está comprometido con gastos obligatorios como pensiones, salud, transferencias y salarios, el Gobierno quedarÃa con un mÃnimo espacio de maniobra en nuevas obras o programas sociales el próximo año.
En consecuencia, serÃa inevitable un ajuste fiscal, lo que podrÃa tener un impacto directo y negativo en el bolsillo de las familias y en las pequeñas y medianas empresas (MiPymes).
De acuerdo con Duarte, el plan del Ejecutivo enfrenta una serie de desafÃos considerables: el presupuesto ya arrastra un déficit de $12 billones sin financiación clara, y destina $70,7 billones solo al pago de intereses de deuda; además, la reforma tributaria, que busca recaudar $26,3 billones, tiene un camino difÃcil en el Congreso.
Si la reforma no logra el recaudo esperado, la advertencia es contundente: la única salida será recortar gastos o asumir más deuda, una disyuntiva que carece de soluciones sencillas. Este escenario de restricción fiscal generarÃa una presión adicional sobre los subsidios y la inversión, impactando directamente la economÃa real.
El informe de la universidad presenta tres escenarios claros, marcados con un semáforo de colores para ilustrar las posibles consecuencias. Si la reforma se aprueba por completo (escenario verde), el déficit bajarÃa al 3,5 % del PIB y la deuda se estabilizarÃa en un 63 %. Esto traerÃa estabilidad fiscal, lo que reducirÃa la presión sobre los subsidios de energÃa y transporte, evitando asà aumentos en las tarifas de servicios esenciales. Con menos incertidumbre, el dólar se estabilizarÃa, la inflación se mantendrÃa controlada y el Banco de la República podrÃa seguir bajando las tasas de interés, abaratando los créditos de consumo y vivienda para los ciudadanos.
En un escenario amarillo, donde la reforma se aprueba solo parcialmente, el déficit subirÃa al 4,7 % y la deuda al 65 %, lo que forzarÃa recortes de hasta $13 billones. Esto tendrÃa un efecto intermedio en la economÃa, con el gobierno viéndose obligado a reducir la inversión en obras regionales, lo que a su vez se traducirÃa en menos empleo en el sector de la construcción y menor dinamismo en las economÃas locales. Las tasas de interés seguirÃan siendo altas, y los subsidios a la energÃa y gasolina tendrÃan menos respaldo, lo que podrÃa llevar a ajustes graduales en las tarifas. El impacto en el bolsillo de los ciudadanos serÃa perceptible y directo.
Sin embargo, el escenario más crÃtico, marcado en rojo, es el de un rechazo total a la reforma. AquÃ, el déficit superarÃa el 5,5 % del PIB y la deuda se acercarÃa al 67 %. En este caso, los recortes serÃan inevitables y profundos, llegando a los $26 billones. Con la mayor parte del gasto atado a rubros inamovibles, los recortes se aplicarÃan sobre subsidios y proyectos de inversión, lo que se traducirÃa en alzas más rápidas y significativas en la gasolina, la electricidad y el transporte público. Además, si las calificadoras de riesgo bajan la nota del paÃs, el crédito se encarecerÃa para todos, afectando tarjetas, hipotecas y préstamos de consumo. La reducción de obras regionales también impactarÃa la generación de empleo y la circulación de la economÃa.
Ante un panorama que parece empujar a un inevitable ajuste fiscal, Duarte recomienda a los ciudadanos tomar medidas preventivas: anticiparse a posibles incrementos en los costos de energÃa y gasolina, y revisar los créditos hipotecarios y de consumo para estar preparados ante una posible subida en las tasas de interés.
El decano concluyó que es crucial adaptar el presupuesto para incluir un margen de maniobra que cubra posibles alzas en los precios de los alimentos importados si el dólar sube. Además, recomendó la creación de un fondo de emergencia, que cubra al menos de tres a seis meses de gastos básicos, asà como evitar compras que puedan ser aplazadas en un entorno de tasas altas y confianza moderada.