Negociadores de Israel y Hamas se reunieron este lunes en Sharm el-Sheij, Egipto, para dar inicio a las conversaciones sobre el plan de paz de 20 puntos propuesto por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, con el objetivo de poner fin a casi dos años de conflicto en Gaza y asegurar el intercambio de rehenes.
El planteamiento central del plan contempla un alto al fuego inmediato, la liberación de los rehenes restantes —que según diversas versiones serían 48 personas— y un canje de prisioneros palestinos, así como una retirada parcial de tropas israelíes de Gaza, la entrega progresiva de gobernanza a una administración internacional o tecnócrata, y la desmilitarización de las estructuras de Hamas.
Negociaciones para el alto el fuego en Gaza
Pese al arranque formal del diálogo, los mediadores y analistas coinciden en que es poco probable un acuerdo rápido. Las desconfianzas mutuas, las condiciones impuestas por cada parte y los aspectos más complejos del plan —como el destino institucional de Gaza, la disolución gradual de Hamas y el control de seguridad— representan obstáculos de difícil encaje.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Johann Wadephul, comentó que la primera fase del plan —es decir, el cese del fuego, los intercambios iniciales de rehenes y la facilitación de ayuda humanitaria— podría concretarse hacia comienzos de la próxima semana, aunque advirtió que los otros capítulos del plan representan negociaciones más complicadas.
Por su parte, Khalil Al-Hayya, líder negociador de Hamas, encabeza la delegación palestina. Al-Hayya ha sido una figura con experiencia en procesos diplomáticos previos del conflicto y ahora debe enfrentar presiones internas y externas.
Según informa Reuters, en el grupo israelí participan funcionarios de inteligencia y diplomáticos, respaldados por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien dio su apoyo condicionado al plan, aunque mantuvo reservas sobre la soberanía futura de Gaza y el rol que Hamas podría jugar.
Mientras las delegaciones se encuentran en la ciudad egipcia, los bombardeos en Gaza continuaron. En los últimos días se han reportado decenas de víctimas civiles producto de los ataques aéreos, lo que subraya la urgencia de un cese de hostilidades.
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Una de las claves del conflicto es determinar si primero deben liberarse los rehenes o si debe retirarse la presencia militar israelí en ciertas zonas de Gaza. Hamas señala que aceptará la desmilitarización solo después del fin efectivo de la ocupación. Israel exige garantías de seguridad y supervisión internacional.
Aunque Trump ha exigido un plazo urgente para que las partes “se muevan rápido”, advirtiendo que un rechazo implicaría consecuencias severas, incluso “aniquilación total” para Hamas, los operadores diplomáticos reconocen que acuerdos de esta magnitud suelen tardar semanas o meses de pulir detalles técnicos y garantías.
Desde Egipto, Qatar y Estados Unidos se sostuvo que este será un momento decisivo. El plan Trump busca articular un cese del fuego sostenible con una arquitectura institucional para Gaza que podría implicar una nueva autoridad de transición internacional.
En el trasfondo de la negociación, la población palestina vive una crisis humanitaria profunda: hospitales colapsados, escasez de agua, alimentos y electricidad, y una cifra de muertos que ya supera los 67.000 de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza.
Así, aunque hoy se puso en marcha el mecanismo de diálogo bajo el plan de Trump, el consenso es que un acuerdo permanente no llegará rápidamente.