Nuevo aumento en precio de la gasolina y el diésel en Colombia: así quedarán las tarifas y sus efectos en el bolsillo

Con este ajuste, el precio promedio nacional de la gasolina se ubica en $15.968 por galón.

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A partir de este viernes 24 de octubre de 2025, los colombianos deben prepararse para pagar un poco más por llenar el tanque. El Ministerio de Minas y Energía anunció un incremento de $100 por galón en los precios de la gasolina y el diésel, una medida que ya rige en las principales ciudades del país.

Con este ajuste, el precio promedio nacional de la gasolina se ubica en $15.968 por galón, mientras que el diésel alcanza un promedio de $10.785. Aunque el incremento pueda parecer leve, representa un nuevo paso dentro de la política de actualización gradual de combustibles que el Gobierno ha venido aplicando desde 2022, con el fin de reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC).

En las principales ciudades, el aumento deja diferencias notables. En Bogotá, el galón de gasolina cuesta ahora $16.393, mientras que en Villavicencio se registra el precio más alto del país, con $16.493. En contraste, Pasto mantiene la tarifa más baja, con $14.150 por galón, seguida por Cúcuta, donde cuesta $14.366. En otras capitales como Medellín, Cali y Bucaramanga, el valor ronda entre $16.150 y $16.400.

En cuanto al diésel, el comportamiento es similar. Cali lidera con el precio más alto, $11.218 por galón, mientras que Cúcuta conserva el más bajo, con $8.832. En Bogotá, el galón se ubicó en $11.076, y en Medellín, en $11.098. Estas variaciones obedecen principalmente a factores como los costos de transporte y distribución del combustible, así como a las particularidades logísticas y tributarias de cada región.

Detrás del aumento se encuentran razones tanto internas como externas. Por un lado, el valor internacional del petróleo y el comportamiento del tipo de cambio han presionado los costos de importación y refinación. Por otro, el Gobierno continúa reduciendo los subsidios al precio interno del combustible, una medida que busca equilibrar las finanzas del FEPC, el cual durante años ha asumido la diferencia entre los costos reales y el precio que pagan los consumidores.

Aunque el ajuste de $100 puede parecer moderado, su impacto acumulativo se siente en distintos sectores. Para los transportadores, por ejemplo, implica un aumento en los gastos operativos que, a su vez, puede trasladarse a los costos de fletes y al precio final de los productos. En el transporte público, los conductores advierten que cada incremento se suma a una carga que ya resulta difícil de manejar sin ajustes en las tarifas. Y para los hogares, especialmente los que dependen del vehículo propio, el alza significa una presión adicional sobre el presupuesto mensual.

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El efecto del aumento también podría tener repercusiones indirectas en la inflación. Al subir los costos de transporte y distribución, los precios de bienes y servicios básicos podrían registrar ligeras variaciones al alza en las próximas semanas.

Aun así, el Gobierno insiste en que el ajuste es necesario para estabilizar las finanzas públicas y avanzar hacia un esquema de precios que refleje mejor los costos reales del mercado. Según el Ministerio de Minas, la política de actualización gradual busca evitar incrementos bruscos y permitir que los consumidores se adapten progresivamente.

En un país donde el transporte por carretera mueve más del 70 % de los bienes y alimentos, cualquier variación en el precio del combustible tiene un efecto directo en la economía cotidiana. El nuevo incremento, aunque pequeño en apariencia, vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre cómo equilibrar la sostenibilidad fiscal del Estado con el poder adquisitivo de los colombianos.